Comer es un placer y un derecho. No sólo comemos por causas nutricionales sino por otras cuestiones que nada tienen que ver con el hambre real. 

La comida no sólo tiene una función nutricia sino que el acto de comer es placentero, desestresante, por eso cuando nos sentimos cansados podemos ir en busca de comida para sentirnos mejor, dormir poco por ejemplo menos de 8 hora por día está relacionado con el aumento de peso porque la falta de sueño genera estrés como también lo hace el MIEDO a comer, el miedo a ser obesos, el miedo a sentir pérdida del control frente al alimento, poner al cuerpo en estado de estrés incrementa las hormonas que elevan los deseos de ingerir alimentos. En realidad no buscamos comida sino bajar nuestros niveles de estrés.

Hablando de nuestra dieta, teniendo en cuenta que la palabra “dieta” significa la cantidad y tipo de alimento que ingerimos en el día a día y no dietas restrictivas y de moda, existen alimentos que ayudan a calmar “la ansiedad” porque en su composición incluyen triptófano, un aminoácido que estimula la liberación de serotonina  hormona de la felicidad que nos relaja y mejora el humor.

La ansiedad, los antojos sobre todo por la tarde que se presentan como una “urgencia” por ingerir algo ya sea salado o dulce,  nos están queriendo decir algo,  que algo nos falta,  ya sea a nivel nutricional-fisiológico o emocional –psíquico.

Una persona que está depresiva, cansada o estresada no es una persona saludable y ésto, puede causar patologías de mayor severidad que se pueden prevenir mediante un estilo de vida saludable e interpretando mejor nuestras emociones.

Los alimentos que pueden contribuir a nuestro mejor estado de ánimo son aquellos que fomentan la liberación de serotonina en el organismo como el chocolate, la banana, kiwi, frutos secos (nueces, almendras), lácteos descremados (leches, yogures y quesos) proteínas: huevos, carnes rojas y blancas.

Además, los alimentos ricos en azúcar y en hidratos de carbono como son las harinas y derivados, avena, arroz, cereales, facilitan la llegada de triptófano al cerebro y por lo tanto, colaboran con el mejor estado de ánimo. Es muy común que personas con estados depresivos, tengan la sensación de comer más cosas dulces, justamente porque habría un desbalance hormonal.

La alimentación emocional debe ser interpretada, pues no siempre podemos comer cuando estamos cansados, enojados, tristes o alegres, de lo contrario, culminaríamos con exceso de comida y no todo se soluciona comiendo porque el efecto de tranquilidad que nos causa es momentáneo.