El delantero portugués, distinguido por la FIFA como el mejor del mundo en 2016 a principios de este año, y el año pasado también por la UEFA, fue designado como el jugador decisivo de la última final, en la que el Real Madrid ganó su duodécimo título.
Los blancos superaron al italiano Juventus por 1-4 el 3 de junio en Cardiff. Allí el luso festejó su cuarta Liga de Campeones y tuvo un papel determinante. Anotó dos goles; fue el primero en marcar en tres finales y acabó como máximo goleador (12) del torneo cinco años seguidos.