Argentino César Luis Luján, tiene 39 años, supuestamente nació el 20 de junio de 1978, “pero a ciencia cierta no se sabe porque yo me enteré hace 2 años atrás que era adoptado” así comienza su relato este hombre que ha atravesado varias tormentas personales para enfrentar por fin el camino de la búsqueda de su verdad.

“Cuando fui a buscar unos papeles a una parroquia para una confirmación no estaban y ahí se destapó todo. Tenía que presentar un certificado de bautismo mío y de casamiento de mis padres y no estaban en la Iglesia. En una discusión con una tía mía me entero que soy adoptado. En el Registro Civil no está mi partida de nacimiento, sino que hay un certificado” relata César.

Este hombre de contextura física grande que parece preparado para enfrentar todo, cuando habla lo hace con cadencia, como arrastrando un dolor que le punza el pecho y le llega al alma. Desde las sombras su esposa lo mira, es quien lo acompaña a buscar la verdad, como ellos dicen, que no es nada más ni nada menos que saber de su origen, sin vueltas, sin ocultamientos, porque se lo deben a sus hijos.

César cuenta que cuando se enteró de su realidad tuvo una conversación fuerte con su padre, “mi viejo me dijo que era normal que sucedieran estas cosas en la Maternidad Kowalk en esa época, era común que desaparecieran papeles, hay muchas personas que les ha pasado lo mismo, que han sido apropiados.
Entraban las mujeres solas a tener sus hijos y después les decían que estaban muertos, no había controles en esa época de los militares”.

Como su nacimiento se dio en plena época del gobierno militar, cabía la posibilidad de que fuera hijo de desaparecidos, sin embargo cuando se hizo el examen en HIJOS de Río Cuarto, fue negativo el resultado, “me dijeron que hay muestras que están irreconocibles y que no se pueden emparentar”.

El relato que le contó su padre, luego de insistir en escuchar cómo fue que lo tuvieron sale con dudas y dolor desde la voz quebrada de César “mi tía, quien  era enfermera,  los llama a mis padres contándoles que había un bebé, no querido por la madre.  Ella me saca de la Maternidad en una caja y me entrega en la esquina a mis padres. Ellos no sabían nada de mi madre, no querían saber quién era, ni verle la cara”.

La historia de César está marcada por lo dicho y no, “en el barrio siempre hubo comentarios, se corría el rumor que era adoptado, pero yo estaba convencido que no porque tenía el certificado de nacimiento, hubo muchas ocasiones en que mis padres me podrían haber dicho, incluso los familiares lo sabían”.

Entre los datos que sus investigaciones dieron a luz es que su madre biológica sería una joven que fue con la madre a parir y luego se retiró sola. Ese día hubo sólo dos nacimientos, una mujer que ya tenía su familia y la otra que se retiró sin realizar los controles oportunos.

“El dato de la mujer que tengo es Alejandra López y su madre era Genoveva López, de la zona de Olaeta, aparentemente,  sería una persona de unos 57 años aproximadamente en la actualidad. La madre de Alejandra López creemos que puede estar fallecida”.

El único recuerdo que su tía enfermera le brindó fue que su madre biológica no lo quería al bebé, no le daba de amamantar, no compartía con él,  no le importaba que llorara, lo ignoraba, al punto que las enfermeras lo alimentaban y cambiaban.

La enfermera le confirmó que era adoptado, y que sus padres le habían dado todo lo mejor y que ante la posibilidad de ese bebé, buscaron a un médico que les hizo todos los papeles en General Levalle.

Lo último que sabe de su madre biológica es que esta mujer salió sola de la Maternidad hacia la terminal, pero según la enfermera no dio su rumbo.

Las dudas, los detalles poco claros, le generan dudas a César quien no logra armar el rompecabezas en el que se convirtió su vida, desde hace 2 años, “mi padre en su relato en un momento me dice que mi madre sería de Tancacha, se confunde con Olaeta y frente al cuestionamiento me dijo que era lo mismo, no me ha ayudado, no me ha brindado más datos y dice desconocer el origen de la mujer”.

Cuando llega el final de nuestra entrevista le pregunto qué busca y él con una sencillez y profundidad absoluta expresa “estoy buscando cerrar un capítulo de mi vida, no quiero problemas con nadie, no hay rencor.  Quiero saber quién es mi madre, si está viva,  ha pasado mucho tiempo, y nada más que eso, si está viva le diría que quiero conocerla, quisiera saber qué pasó, porque tal vez le dijeron que yo estaba muerto, cosa que era común en esa época”.