'Folha de S. Paulo' ha tomado esta decisión tras un cambio en el algoritmo de esta red social que ha disminuido "la visibilidad del periodismo profesional".
El mayor periódico de Brasil le da la espalda al poder distribuidor de Facebook. El diario Folha de S.Paulo ha anunciado este jueves que dejará de publicar sus noticias en la página que tiene en esa red social, lo que considera una “decisión inédita en el mundo”, y desde luego lo es para un periódico de su tamaño. Los lectores podrán continuar compartiendo los artículos del periódico en sus páginas personales, y el rotativo mantendrá su perfil en la red, pero dejará de actualizarlo con nuevo contenido. Folha, además de ser el periódico de mayor distribución en Brasil (279.642 ejemplares en su edición impresa), tiene casi seis millones de seguidores en Facebook, lo que le convierte en el más popular en la red.
La dirección del periódico no niega los riesgos de la decisión. “El principal [de ellos] es la pérdida de audiencia”, reconoce el director, Sérgio Dávila. “Una buena audiencia tiene variedad de fuentes, no puede depender solo de una. Los medios que construyeron su modelo de audiencia sobre Facebook tendrán más dificultades para adaptarse a la nueva realidad. No es nuestro caso”, afirma el director de la publicación.
El periódico venía planteándose esa decisión desde 2016 y acabó decantándose cuando, hace unas semanas, Facebook anunció que daría prioridad a las publicaciones de familiares y amigos frente a los contenidos periodísticos. La alteración del algoritmo de la red social que decide qué materiales tendrán más visibilidad en los muros de cada uno de los usuarios disminuye la influencia de Facebook en la captación de lectores para las ediciones digitales de los diarios. “La importancia de Facebook como canal de distribución estaba disminuyendo significativamente incluso antes del cambio del mes pasado, una tendencia observada también en otros medios”, ha explicado Folha en un artículo, el último publicado en la red social.
Cuando Mark Zuckerberg anunció su cambio de estrategia afirmó que "las publicaciones de empresas, marcas y medios de comunicación" estaban "desplazando los momentos personales que nos llevan a conectar más con los otros”. El empresario aseguró pretendía fomentar las relaciones entre la comunidad de usuarios, pero acabó reconociendo después que los participantes en su red pasan 50 millones de horas diarias menos en sus muros que antes.
Folha de S. Paulo registró en su web más de 35 millones de visitantes únicos en enero y ha tenido en cuenta para su salida que las interacciones (comentarios, compartidos y me gusta) en la red social están cayendo en picado. Solo en enero, la actividad de los usuarios de Facebook en las páginas de los diez principales diarios brasileños disminuyó un 32% si se compara con el mismo mes de 2017. Otro estudio sobre audiencia digital de la consultora Parse.ly mostró que el tráfico de las webs de noticias brasileñas proveniente de Facebook ha caído del 39% al 24% en el último año.
El diario también ha criticado que la empresa de Zuckerberg no haya resuelto el problema de la difusión de noticias falsas. Estas fake news alcanzaron su mayor notoriedad en 2016, durante las elecciones de Estados Unidos que dieron la victoria a Donald Trump, y este año amenazan también con contaminar las elecciones presidenciales de Brasil, que se celebrarán en octubre. “Varios estudios están mostrando que el cambio de algoritmo ha aumentado el alcance de estos bulos, en detrimento del periodismo profesional. Tiene sentido: las noticias falsas son más sensacionalistas y tienden a ser más compartidas que las noticias verdaderas. Como la nueva fórmula favorece que se compartan contenidos personales, las fake news ganan”, lamenta Dávila.
Para la dirección del diario, la decisión también se fundamenta en la falta de reglas claras. “Los periódicos quieren estar donde está a audiencia. Si está en el duopolio Google y Facebook, allí estarán los periódicos. Pero las reglas del juego tienen que ser claras y no cambiarse cada rato, solo bajo el criterio de una de las partes. Es lo que ha ocurrido con Facebook, que prácticamente bloqueó el periodismo profesional en sus páginas”, explica Dávila.
Otro de los motivos mencionados para abandonar la plataforma es su política de divulgación de contenidos periodísticos sin pago previo. El diario ofrece la lectura gratuita de diez artículos al mes y cobra una suscripción de 7,45 euros mensuales para el acceso ilimitado a su página. “Facebook participó con las empresas de medios con su proyecto Instant Articles. Con él, los periódicos transfieren gratuitamente sus contenidos a la red social, sin derecho a cobrar por su acceso, a cambio de acelerar la descarga de las páginas. La única remuneración ofrecida por Facebook era referente a la venta de anuncios dentro de su plataforma”, explicó el periódico, que resalta que fue uno de los pocos grandes diarios que no aceptó esas condiciones “draconianas”.
La estrategia no está, admite el director, exenta de connotaciones. “Toda decisión editorial trae consigo una manifestación política. Folha cree que el contenido de calidad tiene que ser remunerado; que el usuario tiene que exponerse a opiniones contradictorias; que el noticiario debería seguir los parámetros del periodismo profesional antes de ser divulgado. Y Facebook no parece tener en cuenta nada de eso”
La red social se manifestó en un breve comunicado y afirmó su compromiso “con la construcción de una comunidad informada”. “Seguimos trabajando con las empresas de medios en América Latina para que puedan usar nuestra plataforma para crear conexiones significativas con sus audiencias. También estamos tomando una serie de medidas para garantizar que las noticias que las personas ven en Facebook sean informativas y de alta calidad”, decían.
Folha no es el primer periódico brasileño que desafía la influencia de Facebook. En 2013, el grupo Globo, que cuenta con la televisión más importante del país, varias revistas y webs y el influyente diario O Globo, con sede en Rio de Janeiro, decidió abandonar la red social. El grupo justificó su decisión por motivos editoriales (estaba dejando a Facebook el control de las noticias que llegaban a los muros de los usuarios) y comerciales (no quería entregar a la plataforma, a través de los anuncios pagados, el perfil de público que deseaba alcanzar para que no fuese facilitado a sus competidores). Menos de un año después, el periódico volvió a Facebook.