ACTV-1
En comparación con aquellos que no albergaban el virus, los infectados eran un 10 % más lentos a la hora de realizar cálculos y tenían una capacidad de atención reducida, lo que sugería que el virus comprometía su capacidad de calcular, concentrarse y procesar información visual.
Estar contagiado de este virus, pues, podría llevar aparejadas desventajas en los estudios académicos, en el trabajo y en otras situaciones familiares de aprendizaje.
Todavía es prematuro afirmar que este virus afecta en la inteligencia de las personas en el sentido de que los tamaños muestrales de los estudios son muy pequeños, que no sabemos con seguridad cómo funciona (para descartar que correlación no implica causalidad) ni si afecta por igual a todas las personas.
Por el momento, los autores sugieren que quizá el diferente comportamiento neurológico puede ser debido a que la infección microbiana genere una determinada expresión de citoquinas característica responsable de una diferente expresión génica.
Sea como fuere, estos datos hacen hincapié en la idea de que debemos reforzar la atención sanitaria en relación a los parásitos en general, sobre todo en países en vías de desarrollo. Y es que el calentamiento global están propiciando su propagación incluso en países como Estados Unidos.
Este virus y los relacionados con él poseen características únicas: genomas grandes, composición inusual de aminoácidos y posibles adaptaciones para facilitar la interacción con las proteínas de su huésped. Con más investigación podremos saber si hay razón para preocuparse o no.