Según explica el diario The Mirror, la niña se volvió retraída, nerviosa y obsesionada con jugar durante varias horas al día, llegando a hacerse pis encima por no frenar la partida. ¿Cuándo los videojuegos pueden pasar de ser un entretenimiento, en ocasiones incluso beneficioso, a un problema grave?

Cuando jugar se convierte en una obsesión

Según explican los padres en declaraciones al diario británico, regalaron a su hija una videoconsola Xbox en el mes de enero, y poco después la niña se descargó de forma gratuita el popular Fortnite, un videojuego de supervivencia y mundo abierto desarrollado por la empresa Epic Games.

En aquel momento, la pareja desconocía por completo la naturaleza adictiva y el impacto para la salud mental de su hija que aquel juego tendría.

Los primeros síntomas aparecieron a mediados del mes de marzo, y fue su profesora quien dio la voz de alarma cuando la niña comenzó a quedarse dormida en clase y a bajar de forma considerable su rendimiento académico.

En casa, la pequeña también comenzó a variar su comportamiento, mostrándose especialmente agresiva y parca en palabras. Además, dejó de practicar deporte y comenzó a ausentarse de reuniones familiares y actividades cotidianas.

Poco tiempo después, sus padres se dieron cuenta de pequeños pagos irregulares en su tarjeta de crédito, que llegaron a sumar más de 55 euros en un mes. Cuando preguntaron a su hija si conocía el motivo de estos pagos, ésta les contó que se trataba de extras derivados del videojuego.

Fue entonces cuando sus padres decidieron confiscarle la videoconsola, pero ella reaccionó con extrema violencia golpeando a su padre en la cara. El tiempo de juego quedó a partir de ese momento limitado a una hora entre semana y dos horas los fines de semana. Sin embargo, muy pronto sus padres se dieron cuenta de que su hija estaba saltándose las normas.

"Mi marido vio la luz de su habitación encendida durante la noche y se la encontró sentada sobre un cojín empapado de orina y jugando al videojuego. Su trasero estaba enrojecido. Estaba tan enganchada al juego que ni siquiera había querido perder tiempo para ir al baño" - explica su madre.

Llegaba a jugar 10 horas al día

Después de la dantesca escena, sus padres decidieron hablar con la niña quien les confesó que durante los últimos dos meses se había estado levantando de madrugada para jugar mientras ellos dormían.

En aquel momento, la pareja se dio cuenta de que su hija había estado jugando a sus espaldas hasta diez horas diarias, y preocupados por su salud decidieron contactar con una clínica de adicciones.

Pero cuál fue su sorpresa, cuando en la clínica les informaron que en los últimos dos meses docenas de padres se habían puesto en contacto con ellos para tratar la adicción al juego de sus hijos, todos ellos niños y niñas con similares a la de su hija.

"He estado trabajando en este campo durante tres décadas y nunca he visto algo así. Conozco niños brillantes que no aprobarán sus exámenes este verano por culpa del Fortnite, niños que están robando a sus padres y amigos para pagar los extras del videojuego, niños que orinan en botellas porque no pueden soportar abandonar el juego" - explica a The Mirror el piscoterapeuta, Steve Pope.

Poco a poco, y gracias a la terapia, la niña está comenzando a recuperar su vida, sus actividades cotidianas y su afición por el deporte. Pero sus padres han querido poner en conocimiento su caso para alertar a otras familias sobre los riesgos que puede acarrear la adicción al juego.

"Insto a todos los padres a que sepan lo que este juego puede hacer, cómo mata a los niños pequeños y cómo podría arruinar sus vidas" - cuenta su madre.

Señales que deberían ponernos en alerta

Según los expertos, el Fortnite triunfa entre los niños porque es un videjuego de descarga gratuita, que además ha sido respaldado por una multitud de estrellas del deporte y la música.

Pero desgraciadamente, la adicción a los videojuegos y a las pantallas puede producirse con cualquier otro juego, por lo que los padres debemos prestar mucha atención a cualquier señal que nos pueda indicar que algo está ocurriendo:

El niño se muestra irascible cuando le negamos la posibilidad de jugar o usar los dispositivos electrónicos.

Conecta la videoconsola o el ordenador nada más llegar a casa.

Busca el aislamiento para no ser "molestado" mientras juega.

No sale de casa sin su videojuego portátil.

Miente para lograr jugar más horas.

Retrasa la hora de comer o acostarse por jugar.

Deja de lado o se muestra desganado con otras actividades en familia.

¿Cómo controlar esta situación?

Evidentemente, estos son casos extremos que nosotros como padres podemos y debemos evitar, no dejando que pasen demasiado tiempo jugando a los videojuegos y compartiendo esos momentos en familia. Así mimo, debemos procurar ofrecerles alternativas de ocio y fomentar la práctica de ejercicio físico.

Por su parte, el canal de seguridad en Internet e información para las familias, Internet Matters, ofrece las siguientes pautas para evitar llegar a encontrarnos con situaciones desagradables:

Asegurarse de que el videojuego es adecuado a la edad del niño

Desactivar las configuraciones de comunicación que pueda tener el juego, para evitar que nuestro hijo pueda hablar con extraños a través de Internet.

Configurar contraseñas para que no puedan producirse compras derivadas del juego.

Establecer límites de tiempo de juego.

Jugar a los videojuegos en familia y disfrutar juntos padres e hijos.

Conocer los juegos que manejan nuestros hijos, sus actualizaciones y los posibles costos que puedan derivarse de ellos.

Es nuestra misión supervisar el juego de nuestros hijos, proporcionarles herramientas acordes a su edad y enseñarles a hacer un uso correcto y moderado de las tecnologías, evitando así mismo utilizarlas como "chupete emocional".