La escribió Rosa Barreiros, a una semana de los 24 años de la voladura de la mutual.
A una semana de conmemorarse los 24 años del atentado terrorista que destruyó la AMIA, la institución presentó el proyecto audiovisual “Rosa y Sebastián”, un video dedicado a la memoria de Sebastián Barreiros (5 años), la víctima más joven de la masacre del 18 de julio de 1994.
En el mensaje, Rosa, la madre del niño, relata cómo fue la última mañana que compartió con Sebastián, que ese mismo día comenzaba las vacaciones de invierno.
El texto completo escrito por Rosa:
"Bueno, ese día, lo desperté, lo levanté, le di la leche… Lo cambié, cambié a la hermanita, y salíamos para el lado del Hospital de Clínicas.
Cuando llego a la puerta, llegó mi mamá. Le dejé la nena y digo: Bueno, como era el primer día de vacaciones de invierno, bueno lo llevo, lo llevo a un Mc Donalds, a algún lugar, para que el primer día de vacaciones saliera.
Cuando llegamos a la estación le digo: “Sebi, vamos en colectivo. Llegamos a Chacarita y tomamos el colectivo”.
(Sebastián) “No, yo quiero ir en subte porque a mí me dijeron que los túneles son como los túneles de las Tortugas Ninjas”.
Así que fuimos en subte. Salimos del subte. Pregunté dónde quedaba el Hospital de Clínicas. Me dijeron: “Seguí por Pasteur derecho; te chocás con el Hospital de Clínicas”. Yo era la primera vez que iba, no sabía dónde quedaba.
En el camino íbamos jugando al “veo-veo” y sí recuerdo que (en) un negocio antes de AMIA, vendían ropa, y me paré a mirar algo que me había gustado. Miro hacia la calle, vi parado un patrullero vacío, solo. Lo agarro de la mano a Sebi, y empezamos a caminar hacia el Hospital de Clínicas.
No sé la cantidad de pasos, porque fueron pasos los que hice, y de pronto un ruido muy fuerte, un viento muy, muy fuerte nos levantó, y me arrancó al nene de las manos.
Cuando el viento me suelta, empecé a buscar a mi hijo porque no estaba al lado mío; no sabía para dónde había ido a parar. Me levanté, me acuerdo que estaba descalza, me acuerdo que pisaba cosas que me pinchaban, y yo no sabía qué era, tampoco me importaba, y cuando lo vi al nene lo quise levantar, y no lo podría levantar.
No podía levantarlo y empecé a gritar, empecé a gritar, empecé a gritar… Un hombre, un muchacho, entró a la cuadra y agarró al nene, y se lo llevó al hospital. Esa fue la última vez que vi a Sebastián.
Cada 18 de julio es otra bomba porque siguen pasando los años, y yo sigo igual que en el '94".