El presidente de Colombia, Iván Duque, aseguró que América Latina está ante las puertas de la mayor crisis humanitaria contemporánea en Venezuela, por lo que reclamó apoyo de toda la región. "Esta es, quizás, la crisis migratoria más grande que haya tenido América Latina en su historia reciente", afirmó contundente el mandatario durante su quinta visita regional desde que asumió el cargo, esta vez al municipio de El Socorro, Santander, noreste, que concluyó en los albores de este domingo.
Sostuvo que, pese a la situación, su país se ha comportado con "grandeza" y "fraternidad" ante la necesidad de sus vecinos, a quienes no ha cerrado las puertas de acceso, contrario a la posición asumida por otras naciones del continente, sin mencionar nombres.
"Los colombianos hemos reaccionado como somos los colombianos: con grandeza y con fraternidad, nunca bloqueándole el acceso al hermano que está buscando salir de la terrible noche de una dictadura y una economía destruida", precisó el jefe de Estado.
La crisis económica, social y política en Venezuela ha expulsado a millones de personas a través de sus fronteras, lo que a su vez ha desatado una situación insostenible para países como Brasil, Ecuador y Perú, que han puesto trabas para su ingreso.
Mientras que Colombia, paso obligado de ese éxodo, ha acogido cerca de un millón de personas, a muchas de las cuales les ha ofrecido estatus migratorio pero pocas opciones de supervivencia. Según un informe revelado este fin de semana por Migración Colombia, en el país hay un total de 935.593 venezolanos, de los cuales 468.428 poseen estatus migratorio, 361.399 están en proceso de adquirirlo y 105.766 son irregulares.
Uno de cada cuatro venezolanos instalados en el país está en Bogotá, mientras que La Guajira y Norte de Santander, los dos principales departamentos en los 2.200 kilómetros de frontera común, le siguen a la capital como los mayores receptores de los venezolanos.
De allí que varias de esas regiones le hayan pedido al gobierno de Duque que decrete el "estado de emergencia económica y social", una facultad usada por Bogotá en casos extremos como las catástrofes y que permite movilizar de urgencia ayudas y recursos a las zonas afectadas. "Nosotros los hemos acogido con fraternidad (a los venezolanos, ndr), pero necesitamos que este esfuerzo no sea solo de Colombia", reclamó Duque, que esta semana cumple su primer mes desde que asumió el poder.
La situación derivada de la diáspora venezolana ha sido el primer escollo que ha tenido que librar la administración del derechista, que insiste en que la crisis migratoria es un asunto regional, que requiere del apoyo global. Bogotá ha desplegado una cruzada diplomática que ha incluido el pedido a Naciones Unidas para que se involucre en el tema, mediante la designación de un delegado especial.
Por lo pronto, los ruegos colombianos tuvieron eco esta semana en Europa que desembolsará 35 millones de euros para paliar la crisis, sumado a la promesa de Pedro Sánchez, jefe del gobierno español, de apoyar una discusión del tema venezolano en la próxima Cumbre Iberoamericana, de noviembre próximo en Guatemala.
Ante la dimensión del éxodo, Perú y Ecuador decidieron exigir pasaporte vigente a los venezolanos para permitirles el paso, mientras Brasil ha visto brotar actos de violencia en sus zonas de frontera producto de la llegada de la diáspora y el rechazo de la población local.
La próxima semana el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, seguirá tocando puertas en su intento por involucrar a más países en la crisis, que ya alcanza dimensiones bíblicas. Cada vez son más comunes las imágenes de cientos de personas durmiendo o mendigando en calles de ciudades grandes y pequeñas de Colombia o del ejército de caminantes, incluidos niños, quienes atraviesan miles de kilómetros hasta la frontera con Ecuador con la única ilusión de encontrar refugio en el sur del continente