EN 2014 ya nos hablaban de ello, pero una nueva colaboración con la Universidad de Shizuoka parece hacer que ese sueño esté más cerca que nunca.
De hecho, ambos organismos planean iniciar la construcción de ese ascensor que se iniciará con el lanzamiento de dos pequeños satélites que teóricamente serán solo el germen de un sistema que conectará una plataforma marítima con la Estación Espacial Internacional, a 36.000 km de distancia.
Ocho días para llegar a la Estación Espacial Internacional
Cuando el sistema esté finalizado, indican sus responsables, hasta 30 personas podrán viajar a esa estación espacial en un vehículo con forma de óvalo que medirá 18 metros de largo y 7,2 metros de ancho y que tratará de hacer el viaje lo más confortable posible. Sobre todo teniendo en cuenta que el vehículo se moverá a 200 km/h y que el trayecto completo durará ocho días.
Ese ascensor estará gobernado por un motor eléctrico que será el que permita enviar ese óvalo de un punto a otro a través de cables con una longitud total de 96.000 km que según los responsables del proyecto estarán fabricados con nanotubos de carbono. El coste estimado del proyecto es de 9.000 millones de dólares.
Este mes de septiembre se prevé lanzar una primera prueba piloto para evaluar el movimiento de un contenedor sobre el cable de transporte que está en el espacio. Para ello se enviarán dos pequeños satélites cúbicos de 10 cm de lado conectados por un cable de acero de 10 metros. Esos satélites se enviarán desde el Centro Espacial Tanegashima en Kagoshima hasta la Estación Espacial Internacional el próximo 11 de septiembre.
El ahorro de costes puede ser brutal
Si todo va como se espera, esos satélites se enviarán con un contenedor motorizado que actuará como un coche elevador que viajará a lo largo del cable y cuyo trayecto se grabará con cámaras colocadas sobre los dos satélites.
El proyecto, claro, se enfrenta a retos muy importantes, como el del diseño de cables que sean resistentes a los rayos cósmicos —de ahí el uso de los nanotubos de carbono como candidatos preferidos para los investigadores—, las posibles colisiones con meteoritos y residuos espaciales o la transmisión de energía desde la Tierra al espacio.
De lograrse el objetivo, los costes de enviar material y personas a una estación espacial se reducirían de forma notable. Se estima que cuesta 22.000 dólares enviar un kg de carga a través de un transbordador espacial, mientras que este ascensor reduciría ese coste a unos 200 dólares.