Esta enfermedad puede provocar complicaciones severas: amputación de miembros, lesiones de tejidos, ceguera o la muerte. Contamos con muchas soluciones para controlar los niveles de azúcar en sangre, pero no todas son baratas o se ajustan 100% a nuestro cuerpo. La iniciativa OpenAPS quiere poner fin a esto, dándole a la gente el control de su bomba de insulina con un proyecto abierto, libre y gratuito.
Sistema de páncreas artificial, ¿cómo funciona?
Open Artificial Pancreas System, también llamado #OpenAPS, se denomina a sí mismo como un proyecto libre y transparente para crear un sistema de páncreas artificial ajustable y gratuito. La plataforma en sí no es un producto, es decir, no es un aparato que se pueda comprar, o un servicio, sino que reúne la documentación y el software necesarios para que cualquier persona pueda programarse dicho sistema de control de la diabetes.
Muchos afectados por esta enfermedad optan por implantarse un sistema de bomba de insulina y controlador de glucemia. Estos aparatos sirven para bombear insulina de acción lenta de forma continua, permitiendo que se administre el bolo (un "chute" de insulina de acción rápida) tras la comida, para simular al páncreas. Este órgano está constantemente segregando insulina, controlando los niveles de azúcar que tenemos en sangre.
Los pacientes con diabetes sustituyen las funciones del páncreas con pinchazos regulares de insulina o con la administración en continuo, para lo que se usan estos páncreas artificiales. Además de la bomba, los sistemas de este tipo pueden tener detectores de glucemia, es decir, azúcar en sangre, continuos. Pero la gran mayoría no dispone de un sistema de control eficiente, y los que lo hacen son muy caros.
OpenAPS, pone a disposición de la gente un sistema DIY (do it yourself) totalmente ajustable y abierto, lo que permite el desarrollo e implementación de ajustes, fórmulas de administración y casi cualquier cosa que se le ocurra a la comunidad: implementación con una App de móvil, control personalizado. Según explican, la plataforma está pensada para que sea interoperativa (que no haya fronteras de marcas, por ejemplo) y que pueda usarse de forma fácil y con los aparatos existentes en el mercado.
Libre, gratis, a medida... y rápido
OpenAPS no pone límites a lo que la comunidad puede desarrollar en relación al sistema que ofrece. Al contrario, invita a cada cual a desarrollar las modificaciones que crea oportunas. Esto tiene una razón: producir un dispositivo de control de insulina es un proceso lento y costoso ya que todo dispositivo médico tiene que ser aprobado por el organismo regulador correspondiente. Esto afecta negativamente a los pacientes con diabetes, que a veces tienen que esperar años a que un ajuste o un sistema nuevo pueda llegar al mercado.
Por eso, uno de los lemas de la plataforma es #WeAreNotWaiting, "no esperamos más", que hace referencia a la necesidad de acelerar algunos de estos ajustes para ofrecer una mayor calidad de vida a los pacientes. El sistema de páncreas artificial quiere dar esa oportunidad permitiendo que cada uno ajuste a sus propias necesidades la administración de insulina.
Permite a los desarrolladores crear nuevas implementaciones y aplicaciones asociadas al sistema, ofreciendo un potencial casi ilimitado
También permite a los desarrolladores crear nuevas implementaciones y aplicaciones asociadas al sistema, ofreciendo un potencial casi ilimitado. Por ejemplo, una de las consecuencias más extendidas del uso de este páncreas artificial abierto es que los pacientes no necesitan un control tan estricto, ya que ajustan de manera más natural las bombas de insulina según su metabolismo.
La implementación con otros dispositivos, como los teléfonos móviles, se hace mucho más sencilla ya que con esta plataforma los pacientes no dependen de un software propietario. El que todo el mundo pueda desarrollar para OpenAPS también es un punto a favor de la plataforma, ya que existe una auténtica legión de desarrolladores y programadores dispuestos a colaborar en proyectos libres.
No todo son ventajas
Aunque el proyecto cuenta ya con más de 700 usuarios, y muy buenos resultados, según indican fuentes del propio proyecto, la salud es un tema espinoso y que genera dudas justificadas. La primera de ellas, sin duda, es la de su seguridad. Según el proyecto, OpenAPS está diseñado para ser seguro ante todo.
Sin embargo, este páncreas artificial, como cualquier otro del mercado, no es 100% autónomo, lo que deja parte de la seguridad al usuario, quien es a la vez el que ha confeccionado el sistema. Este proceso deja algunas inquietudes éticas en la comunidad médica.
Otro de los grandes problemas asociados a este sistema es que tienes que hacértelo tú mismo, lo que requiere de cierto conocimiento técnico. Aunque desde el proyecto han tratado de simplificar al máximo su uso, está claro que OpenAPS no es apto para un público completamente lego en informática. Por ejemplo, hay que saber cómo instalar el código, hacerse con algunos componentes, entender algunos comandos básicos de Linux...
La plataforma pone a disposición de todo el mundo una extensa documentación, incluyendo el diseño básico, perfiles de hardware, compatibilidades... pero hay que estar mínimamente familiarizado con este lenguaje antes poder ponernos a utilizarlo.
OpenAPS no ofrece hardware de ningún tipo y el dispositivo debe adquirirlo el usuario
Como decíamos, OpenAPS no ofrece hardware de ningún tipo. El dispositivo habremos de adquirirlo nosotros, algo que se puede hacer de segunda mano o nuevo. Por otro lado, no todas las bombas de insulina funcionan con OpenAPS, aunque cada vez son más gracias al esfuerzo de la comunidad. En España, las tres marcas más conocidas son Medtronic, Roche y Animas, y OpenAPS funciona con las bombas de la primera de ellas sin problema.
Por el momento parece que el proyecto está creciendo con un feedback muy positivo, aunque todavía es pequeño para la cantidad de diabéticos que existen en el mundo. Para los más optimistas, este páncreas artificial es el comienzo de toda una revolución. Para otros, la cosa todavía tiene un largo camino que recorrer. En cualquier caso, ya no podemos darle la espalda al biohacking, que ha llegado a nuestras vidas para quedarse.