En la segunda gala del Bailando 2018 le tocó el turno de bailar a Inés Stork, la madre de la flamante jurado, Laurita Fernández. La mujer de 57 años, empleada administrativa, brilló en la pista y a la protagonista de Sugar le tocó darle una devolución, por lo cual terminó muy emocionada.
Laurita no pudo evitar las lágrimas al ver por primera vez en la pista a su mamá bailando Disco, el primer ritmo del certamen de baile de Marcelo Tinelli. Inés tuvo que demostrar todo lo que aprendió en muy poco tiempo al no ser bailarina, y su hija lo valoró a la hora de puntuarla.
Cuando llegó la hora de la verdad, Ángel de Brito le puso un 4, Marcelo Polino un 3 (tras un pedido de BAR por un truco mal hecho) y tuvo un prometedor voto secreto de Flor Peña. Pero Laurita, sin poder dejar de lado la emoción, terminó dando a su madre: ¡un súper diez!
“Yo no puedo creer lo que vi, no puedo creer que enlazaste un paso con otro, que estas erguida y sonriente”, aseguró, sensibilizada. “La veo feliz y se que la están cuidando. No puedo creer que hiciste trucos, que te levantaron en el aire”, le dijo a su mamá, ya conmovida, mientras la mujer estaba con los ojos vidriosos.
“Me emociona hablar de mi familia y este sueño, me hace acordar a la abuela”, siguió Laurita, totalmente quebrada. “Me olvidé de la técnica y te vi feliz”, continuó, hasta que Tinelli accedió ante tanta conmoción para que madre e hija se abracen. Juntas y entre lágrimas, Laurita dejó en claro que solo por esa gala no iba a ser imparcial: “No me importa nada y estoy orgullosa de que estés acá”, aseguró. “La próxima gala voy a ser estricta, pero esta gala te merecés un 10”, lanzó la jurado.
Total: 17 puntos. ¡La rompió!