Unas razones que puden resumir en los irresolubles desacuerdos que tuvo con Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook, y Sheryl Sandberg, directora de operaciones.
Uno de los titulares más llamativos que deja esta entrevista con el exmiembro de Facebook que sorpresivamente manifestó su apoyo al movimiento #DeleteFacebook a raíz del escándalo de Cambridge Analytica, ha sido una revelación en torno al proceso de compra de WhatsApp en 2014 y su evaluación por parte de las autoridades regulatorias de la Unión Europea.
Las razones de la marcha de Brian Acton se pueden resumir en los irresolubles desacuerdos con la dirección de Facebook, con Mark Zuckerberg al frente, y sus intenciones a la hora de monitorizar WhatsApp.
Una situación por la que la Comisión Europea multó con 110 millones a Facebook hace más de un año. Bruselas habría pedido información específica sobre una circunstancia de la que fueron mal informados. Acton, ahora, despeja las dudas sobre este tema y otros apenas unas horas después de la salida de Facebook de los cofundadores de Instagram, Kevin Systrom y Mike Krieger. Se especula que se marchan por crecientes tensiones y desavenencias con la dirección Zuckerberg.
Facebook aleccionó a Acton para ocultar detalles a la Unión Europea
Debemos remontarnos más de cuatro años, cuando Acton y el otro fundador de WhatsApp, Jan Koum, que también abandonó Facebook hace cuatro meses, vendieron el servicio de mensajería a Facebook por alrededor de 20.000 millones de dólares.
Pese a que entonces los ingresos de la aplicación eran poco importantes, su impacto y potencial eran evidentes para la compañía dirigida por Mark Zuckerberg y la adquisición se convirtió en una de las más notables en varias décadas.
Importantes consecuencias de esta operación, sin embargo, fueron ocultados a la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea. Y, según cuenta en la entrevista el propio Acton, fueron ocultados por él mismo, en una videoconferencia, tras ser aleccionado por Facebook. Aunque ni él ni Koum tenían ningún deseo de hacerlo, según dice.
"Me entrenaron para explicar que sería realmente difícil fusionar o mezclar datos entre los dos sistemas".
Más tarde se enteraría, de acuerdo con la información, de que en otras partes de Facebook había "planes y tecnologías para mezclar datos". En particular, Facebook podría utilizar la cadena de 128 bits de números asignados a cada teléfono como una especie de puente entre cuentas, además de comparar números de teléfono o identificar cuentas de Facebook con números de teléfono y su comparación con las cuentas de WhatsApp con el mismo número.
Facebook ocultó en dos ocasiones la posibilidad existente de vincular las cuentas de los usuarios de la red social y de WhatsApp.
En definitiva, se realizaba una conexión entre ambos servicios con el fin de explotar todavía más los datos. Justo el detalle que se ocultó en dos ocasiones a la Comisión Europea proporcionando "información incorrecta o engañosa durante la investigación de la adquisición de WhatsApp", según la institución europea, pese a que se pidió que este punto en particular fuese aclarado.
En mayo de 2017, Bruselas dijo haber encontrado que, en contra de las declaraciones de Facebook durante el proceso de fusión de 2014, "la posibilidad técnica de vincular automáticamente las cuentas de los usuarios de ambas ya existía entonces, y el personal de Facebook era consciente de esa posibilidad". Se le impuso una sanción, con esa multa económica de 110 millones de dólares, aunque sin efectos sobre la decisión de hace cuatro años respecto a la operación.
El cifrado de extremo a extremo de WhatsApp habría sido un problema
Otro de los principales titulares que nos deja la entrevista de Brian Acton en Forbes es que el cifrado de extremo a extremo de WhatsApp habría sido un problema para Facebook y los planes que tenía para monetizar el servicio de mensajería instantánea.
Según el cofundador de la plataforma, Facebook quería comenzar a ingresar a través de WhatsApp gracias a la venta de herramientas empresariales para chatear con los usuarios del servicio y de herramientas de análisis. Pero había un reto a superar: el cifrado de extremo a extremo de WhatsApp, que evitaba que tanto WhatsApp como Facebook leyeran mensajes, se interponía en el camino.
Pese a que Facebook no tenía la intención de acabar con el cifrado de extremo a extremo de WhatsApp, lo habría cuestionado al verlo como un reto a la hora de monetizar.
Pese a que desde Facebook no planeaba romper esa encriptación, asegura Acton, sus responsables cuestionaron la encriptación que había ayudado a construir e investigaron formas de ofrecer a las empresas información analítica sobre los usuarios de la aplicación de mensajería al mismo tiempo que mantenían un entorno cifrado.
De hecho, continúan asegurando en la actualidad que esa privacidad se mantendrá aunque se comiencen a mostrar anuncios, tal y como han anunciado, y las empresas puedan comunicarse con sus clientes.
Estas intenciones de monetización no gustaban a Acton, que proponía una alternativa: un modelo de usuario medido en el que se cobrase una pequeña cantidad después de que se agotara un gran número de mensajes gratuitos. Sandberg, la directora de operaciones de Facebook, habría descartado la propuesta asegurando que no escalaría. Y el sintió que podría haber avaricia en los intentos por monetizar la aplicación.
"Esta es probablemente la última vez que hablarás conmigo", dijo Zuckerberg, según Acton, tras plantearse sus desacuerdos al respecto de la monetización.
Tras esto, Acton se reunió con Zuckerberg, con un abogado de Facebook presente. Manifestó su desacuerdo con la decisión de ganar dinero a través de anuncios, haciéndolo a partir de un gran volumen de usuarios, lo que significaba que podía obtener su asignación completa de acciones.
El equipo legal de la compañía no estaba de acuerdo, argumentando que las iniciativas de monetización no se habían implementado, y Zuckerberg aparentemente dijo: "Esta es probablemente la última vez que hablarás conmigo". Y Acton, que dice que nunca se acercó a Mark Zuckerberg pese a lidiar con la compra más costosa de Facebook, decidió no pelear e irse.
"Al final del día, vendí mi compañía", dijo a Forbes. "Soy un vendido. Lo reconozco". "Fue como, está bien, bueno, quieres hacer estas cosas que no quiero hacer", dice en otra parte de la entrevista. "Es mejor si me salgo de tu camino. Y lo hice". La decisión le costó 850 millones de dólares al no batallar por ejecutar la cláusula que él y Koum tenían en su contrato y les permitía obtener todas sus acciones si Facebook comenzaba a "implementar iniciativas de monetización" sin su consentimiento.
Ahora, Acton se dedica a impulsar Signal. Cuando abandonó la compañía de Zuckerberg, dijo que lo hacía buscando una manera de enfocar su tiempo y energía en construir tecnología sin ánimo de lucro en beneficio del bien público. Y empujando está a la Signal Foundation, organización sin ánimo de lucro creada y hecha posible por él mismo "para apoyar, acelerar y ampliar la misión de Signal de hacer la comunicación privada accesible y ubicua".