El uso de "cañones antigranizo", que lanzan a 15.000 metros de altura ondas sonoras con gas acetileno y ahuyentan las lluvias, es un dolor de cabeza para las autoridades y blanco de críticas de los científicos. Los productores de aguacate, el llamado "oro verde" que actualmente causa furor en Estados Unidos, así como en Europa y Asia, del cual México es el principal exportador mundial, usan cada vez más ese método para evitar la pérdida de sus cosechas, pero científicos cuestionan su efectividad.
Fernando García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que "no está científicamente comprobado" que el uso de estos cañones evite las lluvias con piedras de hielo. "Pensar que los cañones antigranizo realmente sirvan para detener grandes precipitaciones es un mito, un acto de fe", dijo García, quien señaló que algunos de sus colegas "ya se convencieron de que no son viables".
En importantes zonas productoras del llamado también palta o abocado, como Uruapan, Villa Madero, Tingambato, Peribán, Nuevo Parangaricutiro, Ario de Rosales y Tancítaro, se ha denunciado el uso clandestino de los también llamados "cañones granífugos". "Son utilizados principalmente por los grandes productores, y no les importa incluso ahuyentar las lluvias, porque cuentan con pozos para sus riesgos de temporal", dijo un productor de Ario de Rosales. "A los que afectan son a los productores pequeños que sí requerimos de la lluvia", señaló el agricultor, que pidió el anonimato, al diario Reforma.
El granjero afirmó que "el granizo afecta la producción, parte las hojas, las ramas, derriba los aguacates, deja pelados los árboles, pero más vale que llueva y deje algo de aguacate a que no llueva y nos deje sin producción", afirmó.
El secretario del Medio Ambiente en Michoacán, el principal productor de aguacate del país, afirmó que hay al menos un millar de cañones antigranizo clandestinos, lo que ha encendido los "focos rojos" porque se teme que pueda tener algún impacto en materia ambiental.
La filial de Volkswagen en este país también fue acusada de usar "dispositivos sónicos antigranizo" para ahuyentar las lluvias en su planta de la ciudad de Puebla, a unos 150 kilómetros al este de la capital, a fin de evitar que se dañen sus automóviles.
Organizaciones de campesinos de comunidades aledañas a la planta de la empresa denunciaron la pérdida de 2.000 hectáreas de cosechas por los supuestos efectos que causan los bombardeos de gas al cielo. Directivos de la empresa alemana reconocieron en mayo pasado que usan tres equipos antigranizo, mientras que el gobierno del estado de Puebla informó que le solicitó abstener de usar estos dispositivos.
En el estado occidental de Jalisco también ha habido denuncias similares y autoridades han también intervenido para investigar. En México no existe una ley que regule el uso de estos equipos, pero organismos oficiales como la Comisión Nacional del Agua (Conagua) tienen la potestad para emitir permisos. A finales del siglo XIX, en Austria, un poco conocido científico italiano de apellido Bombicci lanzó la hipótesis de que las partículas de humo podrían condensar las nubes para formar gotitas de agua y evitar lanzar piedras de hielo. En Estados Unidos comenzaron a hacerse experimentos con los cañones, que usaban primero pólvora y nitroglicerina y luego acetileno, para modificar el proceso de desarrollo y la formación de partículas de la nube.
Experimentos realizados en Suiza en la década de 1980 indican que existe la posibilidad de que el granizo disminuya un 35% de los casos, pero la probabilidad de que se genere más granizo de lo normal es de 65%, afirmó el científico mexicano Fernando García.