El domingo por la noche se produjo
el lanzamiento del Saocom 1-A, considerado como el satélite más complejo construido en la Argentina a lo largo de la historia. Más de 800 ingenieros participaron de la creación del dispositivo y detrás de este suceso bisagra para la ciencia nacional se ubica la investigadora principal y una de las grandes referentes del proyecto, Laura Frulla.
Esta doctora en Física egresada en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA con especialización en correcciones atmosféricas en bandas ópticas embanderó una aventura de años que logró sorprender a los principales científicos astronómicos de todo el mundo.
Según confirmó la misma especialista a Infobae, su principal función radicará en escuchar las necesidades y requerimientos de los potenciales clientes que reciban los datos del satélite.
"Somos la interfaz entre los futuros usuarios y los ingenieros que lo construyen. Respecto a usuarios, hablamos de distintas instituciones del Gobierno, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), YPF, universidades, municipios, instituciones vinculadas a Conae y por supuesto el sector privado. Se abarcan todos los aspectos de la sociedad en su conjunto", dijo.
Y agregó: "Así, se va determinar qué órbita final tendrá, qué instrumento llevará, cuál serán sus dimensiones, qué debe medir y cuál será su utilidad. Una vez que tenemos todos esos parámetros, se pasa a la parte de la ingeniería y construcción del aparato".
Frulla se especializó en observaciones satelitales de la tierra desde sus primeros años de carrera. Después de 14 años en el CONICET, en 1999 ingresó a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
Un año más tarde, se convirtió en miembro principal de la Comisión de Satélites de Observación de la Tierra (CEOS). La relación y coordinación con agencias del exterior permitió a Frulla y a sus colegas de actividades espaciales a poder mantener a la Argentina en línea respecto a las actualizaciones tecnológicas en el mercado.
Ya en 2006, Frulla logró desempeñarse como Investigadora Principal de las misiones satelitales del CONAE. Así, se dedicó casi de manera exclusiva a la serie SAOCOM, enfocada en los datos obtenidos de sensores activos que operan en el rango de microondas.
Así, a lo largo de los últimos 12 años, la científica intervino en diferentes campos del crecimiento del proyecto SAOCOM. Así, también se consolidó como investigadora principal de las misiones con antenas radares, también llamadas SAR (Radar de Apertura Sintética).
Ese tipo de antena es, según Frulla, un instrumento tan complejo como efectivo: mide 35 metros cuadrados y consta de siete paneles compuestos por 140 módulos de recepción y transmisión, que son los que emiten y reciben los pulsos del radar.
La puesta en órbita del satélite SAOCOM 1-A supone uno de los más grandes desafíos para la ciencia espacial argentina en los últimos años. La nueva misión consiste en la constelación SAOCOM 1, compuesta por dos satélites idénticos, denominados A y B respectivamente. Fueron especialmente diseñados para proveer información en cualquier condición meteorológica, tanto de día como de noche, a través de microondas en banda L.
Estas características permiten que los satélites puedan brindar información clave para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas; para aplicaciones en agricultura como humedad de suelo, índices de vegetación y control de plagas. También servirá de fuente de información para aplicaciones hidrológicas, costeras y oceánicas; aplicaciones en nieve, hielo y glaciares; en estudios urbanos, de seguridad y defensa, entre otras áreas de interés productivo.
"Los japoneses se han sorprendido muchísimo con este proyecto argentino. Como cada misión satelital compleja, el aparato es sometido a muchas instancias de revisión y prueba por ingenieros argentinos y de otras agencias espaciales que participan como jurado pertenecientes a varias agencias espaciales de EE.UU., Japón, Canadá y Europa. Ellos no podían creer que estuviéramos haciendo este complejo satélite desde cero, sin ningún know how previo. No había experiencia en Argentina en la construcción de un instrumento de radar polarimétrico, con una antena muy grande y mucha sensibilidad en sus integraciones", comentó Frulla en su momento.
Infobae