Lleva dos años y causó pérdidas en la cosecha de soja y la ganadería. Afecta a unos 2500 productores.
Unos 2500 productores del norte cordobés atraviesan "una situación de quebranto" por la prolongada sequía, que ha hecho estragos en la cosecha y el ganado.
Si bien en los últimos cuatro meses esa zona no ha tenido ninguna lluvia, el estado de sequía de los campos ya lleva más de dos años, según explicó a La Nacion el titular de la agencia del Inta Jesús María, ingeniero León Murúa.
Esta problemática afecta por igual a agricultores y ganaderos de los departamentos de Colón, Totoral, Tulumba, Ischilín, Río Seco y Sobremonte.
Los agricultores de ese sector son los que más sufren el problema de la falta de agua, que se traduce en bajos rendimientos de las cosechas.
"A la expectativa de que todos tienen de 22 a 25 y hasta 28 quintales de soja, el promedio de este año puede ubicarse entre los 12 y los 15 quintales. Algunos han cosechado ocho quintales y otros hasta 22. Eso da un promedio de 15 quintales, cifra que significa un quebranto del agricultor, porque tiene entre 15 y 17 quintales de costos.
Por eso necesita entre 22 y 25 quintales para pagar sus gastos y quedar holgado para la campaña siguiente", explicó Murúa. El especialista también precisó que eso no se da desde hace dos años.
En la zona norte también se cultiva maíz, pero en este caso el agricultor "tuvo una forma de escape porque se sembró entre diciembre y enero, y alcanzó a cubrir bien el ciclo porque tuvo buenas lluvias en febrero", precisó Murúa.
Sin embargo, aclaró que esa siembra tardía comprendió poco menos de la mitad de las 80 a 100.000 hectáreas. Esa cosecha se levantó entre mayo y junio.
Sobre el comportamiento de las lluvias de este año, el técnico del INTA dijo que se cortaron mucho antes de lo previsto. Por ejemplo, señaló que marzo tiene un promedio de 150 milímetros, pero este año sólo registró 30; abril tiene 60 y apenas llegó a 15. Falta agua
"Está faltando agua en los últimos dos años, pero en este 2013 las últimas lluvias de importancia fueron en febrero y después se cortaron", explicó.
A su vez, los ganadores tuvieron que trasladar la hacienda hasta otros campos ubicados hasta a 100 o 200 kilómetros para su alimentación, con el consiguiente aumento de los costos, además de los trastornos que ello conlleva para los animales. "Eso es pérdida de peso, de estado, de cría, todo lo cual es quebranto para el ganadero."
Ante esta situación, el productor del norte cordobés se ve obligado a vender lo ocioso, como terneros machos o vacas viejas, y opta por quedarse sólo con lo que es productivo, como vacas preñadas o vaquillonas de reposición.
Muñoz aclaró que no se constató la existencia de mortandad de animales por falta de agua o pasturas.