"La ciudad más tenebrosa de México" la llaman algunos, pero no porque aparezcan zombies o seres del más allá en sus callejones y sinuosos caminos, sino por su alta ola de criminalidad, que genera miedo en el 97% de sus habitantes.
El municipio de Ecatepec se dispersa sobre planicies y colinas donde florecen como esporas grandes asentamientos irregulares conocidos en México como "cartolandias" o "ciudades perdidas", pero que nada le tienen que envidiar a las "chabolas" españolas, las "villas miseria" de Argentina y las "favelas" brasileñas.
En los recovecos de ese monstruoso conglomerado humano, uno de los más poblados del país, con 1,6 millones de habitantes, que podría ser un país con el nivel de vida del más pobre de Africa, se urden las más retorcidas historias de crímenes atroces que suelen plagar día con día las páginas rojas de los medios.
Considerado el "peor lugar para vivir si eres mujer", Ecatepec saltó a las portadas de los diarios el mes pasado luego del arresto de los asesinos seriales Juan Carlos, de 33 años y su esposa Patricia, de 37, comerciantes y recolectores de basura, acusados de al menos 10 asesinatos de mujeres, pero el primero confiesa que habría dado a muerte a 20.
Ubicado a 20 kilómetros en línea recta del centro de la capital mexicana, en la zona nororiente de la conflictiva periferia urbana, en la salida de las rutas que unen a la ciudad con las vecinas de Pachuca y Querétaro, Ecatepec fue elegida por el papa precisamente por sus altos niveles de pobreza y criminalidad para visitarla en 2016.
Poco antes de la misa pontificia, el semanario católico Desde la Fe, de la arquidiócesis de la Ciudad de México, recordó que "Su Santidad estará en uno de los lugares más violentos, pobres y miserables del país". En esa ocasión, ante centenares de miles de personas, Francisco llamó a los mexicanos a construir "un país de oportunidades" donde "no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no hay necesidad de ser explotado para trabajar; de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de pocos".
"Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que termina destruidos en las manos de los traficantes de la muerte", afirmó el líder espiritual en este crisol de las peores contradicciones del crecimiento desordenado y salvaje de las ciudades pobres de América Latina.
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada apenas ayer, 96 de cada 100 personas mayores de 18 años viven con miedo, con lo que Ecatepec supera a otras ciudades del país azotadas por el crimen como Villahermosa (estado de Tabasco, sur) y Reynosa (Tamaulipas, norte).
El estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) coloca a Ecatepec como líder por encima aún de ciudades como Cancún (Quintana Roo, sureste), Fresnillo (Zacatecas, centro) y Tapachula (Chiapas, sureste). El Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer que de enero a agosto de este año hubo 214 homicidios intencionales y 6 femicidios.
Otro de los delitos más denunciados es el robo de automóviles, con un promedio de 31 al día, lo mismo que robos al transporte público (1.424 en este año). Cada día, cientos de miles de personas se trasladan de esa ciudad dormitorio a la capital mexicana en medio de grandes atascos de tránsito, a través de algunas de las rutas más complicadas e inseguras de la periferia y de un gran estrés y desgaste físico por la necesidad de pasar hasta tres horas en los vehículos del transporte público.
Según la encuesta, los ciudadanos se sienten más inseguros en el cajero automático ubicado en la vía pública, en el transporte y en el banco, en el caso de Ecatepec. La pobreza y violencia que azotan a esta región olvidada también ha servido para encumbrar a poder a los políticos.
Por ello, no es casual que Ecatepec fuera el bastión político del anterior gobernador del Estado Eruviel Avila y que del Estado de México, donde se ubica, surgiera el actual presidente Enrique Peña Nieto.