Lo que pasó en Bandurria Sur hace dos semanas definitivamente será una mancha que quedará en el libro de malos recuerdos de Vaca Muerta. Y aún no se sabe con exactitud la magnitud del daño ocasionado por derrame, definición que habitualmente insume semanas.
Lo que sí se sabe y, con certeza, es que la provincia de Neuquén no quiere otra “Bandurria” en su historial. Y para esto confirmó que la sanción económica a YPF por el daño ambiental será la “más alta” impuesta por el gobierno hasta la fecha.
Si bien aún no está definido el monto exacto que deberá pagar la operadora nacional, desde la subsecretaría de Ambiente de la provincia aseguraron que será una multa “ejemplificadora y sin antecedentes”.
“Como aún estamos en el medio del proceso no podemos saber el monto exacto de la multa, es como esperar que un juez dé una condena en el medio de un proceso. Lo que sí sabemos es que para este tipo de situaciones ambientales la pena ronda entre 100 y 23.000 Jus”, explicó en diálogo con “Río Negro” el subsecretario de Ambiente, Juan de Dios Lucchelli.
Para esta clase de situaciones ambientales se utiliza el Jus como parámetros de pago, que es la medida del sistema judicial para fijar los honorarios de los abogados. Hoy el valor de un Jus es de 1.237,04 pesos.
Según el régimen de sanciones impuestos por la Ley de Medio Ambiente provincial, la multa que corresponde aplicar a un caso como este va desde los 100 a los 23.000 Jus. Por lo que la penalización podría llegar a alcanzar los 28 millones de pesos.
“La multa será muy dura, va a ser ejemplificadora para toda la industria y, además, será la sanción económica más grande en la historia de la industria hidrocarburífera puesta por la provincia de Neuquén para un incidente en esta actividad”, dijo Lucchelli.
Aún resta terminar con la caracterización de las 45 hectáreas donde se evaluará el daño, y recién entonces se podrá culminar el acto administrativo que derivará en el monto de la sanción. En caso de no estar conforme con la suma, la empresa podrá apelar.
El pasado jueves 18 a la medianoche el pozo LCAV-26 (h), operado por la empresa de servicios Nabors para YPF y Schlumberger salió de control –lo que en la industria se dice “blowout”– cuando se estaba extrayendo una corona.
Como resultado durante 36 horas el pozo arrojó lodos mezclados con hidrocarburos afectando, por el efecto de spray generador por el viento, una zona de cerca de 45 hectáreas.
36 horas
tardaron los operarios en poder contener la surgencia de hidrocarburos del pozos siniestrado.
45
son las hectáreas que se vieron afectadas. Desde Ambiente aún se trabaja en caracterizar el daño puntual.