Un grupo de empleados de Google ha firmado una nueva petición para que no se lance una versión censurada del buscador en China.
Google quiere volver a China, lo que supone que Google debería censurar sus resultados para agradar al gobierno de la república popular. Esto es algo que sus empleados rechazan diametralmente, pues no quieren que su trabajo pase por el aro de un estado comunista que no respeta el derecho a la información libre de sus ciudadanos.
Así podría resumirse la batalla que la compañía del buscador está teniendo con los ingenieros y resto de trabajadores que hacen posible la existencia de dicho servicio. Ayer martes, varios empleados y cargos de relevancia firmaron una nueva carta dirigida a los altos mandos de Google que exponía su desacuerdo.
"Somos los empleados de Google y nos sumamos a Amnistía Internacional para pedir a Google que cancele el proyecto 'Dragonfly', la apuesta de Google por crear una versión censurada de su motor de búsqueda para el mercado chino que permita la vigilancia masiva", asegura el comunicado. Por el momento, ha sido firmado por más de 50 empleados.
No es la primera vez que los trabajadores de Google hacen algo así, pues remitieron una carta con intenciones similares cuando aún no se había confirmado de manera oficial la existencia de 'dragonfly'. En su momento, más de 1.400 empleados de la compañía se sumaron al texto, una minoría si se tiene en cuenta que hay más de 80.000 personas trabajando para Google.
Ante esta situación, el CEO de Google, Sundar Pichai, intentó tranquilizar públicamente a sus empleados, si bien el efecto pareció adverso. Pichai aseguró que los ejecutivos de Google se sienten "obligados a pensar duramente" sobre China debido a "la importancia del mercado y cuántos usuarios hay".
No sólo los propios trabajadores de la empresa ven problemático que Google colabore en un proyecto de esta índole con el gobierno chino. Un investigador de Amnistía Internacional sobre China, Patrick Poon, ha pedido a la compañía estadounidense que ponga fin a este plan.
"La libertad de internet verá un día muy negro si Google se doblega a la censura extrema de China para entrar en su mercado. No veo cómo una decisión de este tipo pueda ser compatible con el lema de 'hacer lo correcto' de Google, y les pedimos un cambio de rumbo", afirmó Poon en un comunicado.