Tim Sweeney es el padre de Fortnite. Para ser más precisos, habría que decir que es el fundador de la empresa Epic Games, que dio origen al popular videojuego que tiene más de 250 millones de usuarios y generó ingresos por USD 3,9 mil millones.
A él no le gusta definirse como el creador del videojuego. Explica que este tanque es fruto de la creatividad de sus empleados, tal como subrayó en una entrevista con The Wall Street Journal. Él no fue el que ideó el proyecto ni el que escribió el código. Pero no se puede pasar por alto que su liderazgo ayudó a posicionar este juego en el mercado y convertirlo en un rotundo éxito.
Sweeney logró convencer a gigantes como Sony y Microsoft de que era buena idea permitir que el juego estuviera disponible en ambas plataformas. El hecho de que se pueda jugar en PC, en diferentes consolas y también desde el contribuyó al crecimiento del juego.
Ayudó a construir una verdadera comunidad de jugadores de Fornite, interconectados, en el universo virtual, más allá de las fronteras impuestas por el hardware. Instalar un modelo de negocios freemium fue otra buena decisión de la gestión Sweeney. Logró seducir a millones de usuarios con la posibilidad de jugar gratis, pero una vez dentro de Fortnite llegan las "tentaciones" para gastar dinero de la mano de skins y bailes, que no ofrecen ventajas dentro del juego, pero son muy deseables. O al menos eso dejan ver los números.
Un informe de la firma LendEDU basado en una encuesta realizada entre 1.000 jugadores de Fortnite, mostró que el 68,8% de los consultados había hecho algún gasto en la plataforma.
Buena jugada de Tim Sweeney, un hombre sencillo y que sabe lo que quiere y no duda en ir por ello. Este emprendedor, devenido en multimillonario nació en 1970, en Maryland, Estados Unidos, y es el menor de tres hermanos. Está soltero y no tiene hijos. Pasa sus días dirigiendo su compañía y, en su tiempo libre, se hace tiempo para su gran pasión: escribir código.
Siempre le interesó comprender la mecánica de las cosas, por eso de niño solía desarmar lo que caía entre sus manos para ver circuitos internos. Aprendió programación por su cuenta, siguiendo tutoriales, cuando tenía apenas 11 años. Dio sus primeros pasos en Basic con la computadora personal IBM de uno de sus hermanos.
Luego, siguió programando en la Apple II que adquirió la familia. Entre los 11 y 15 años pasó, de acuerdo con sus estimaciones, unas 10 mil horas frente a la pantalla aprendiendo el paso a paso del mundo de los códigos. A los 20 años ya había logrado programar varios videojuegos.
En su adolescencia trabajó part time en un local de productos de hardware y cortando el pasto en el barrio, según contó en una entrevista con el sitio Kotaku. Estudió ingeniería mecánica en la Universidad de Maryland pero no llegó a graduarse porque empezó su propia compañía y el éxito que tuvo absorbió su tiempo por completo.
La incursión de Sweeney en el mundo entrepreneur comenzó con unos ahorros y desde el sótano del hogar de sus padres. Allí abrió su consultora Potomac Computer Systems donde comenzó a ofrecer servicio de reparación de computadoras, pero luego abandonó esta idea y se volvió a poner en contacto con su interés desde siempre: los videojuegos.
Programó el juego ZZT y lo comenzó a vender. Al poco tiempo estaba haciendo USD 100 por día y eso lo entusiasmó. Pensó que realmente podía vivir de hacer videojuegos. Rebautizó su compañía, que pasó de ser Potomac Computer Systems a llamarse Epica MegaGames.
Desarrolló otro videojuego llamado Jill of the Jungle y luego llegó el momento de expandirse: buscó programadores y se asoció con Mark Rein, que hoy es vicepresidente de la compañía.
Y así: ya con un equipo de trabajo llegó la primera gran creación de la compañía: Unreal Engine, un motor de juego escrito en código C++ que se convirtió en una herramienta muy utilizada por desarrolladores de videojuego. Según Epic Games, cerca de 7,5 millones usan este motor para sus creaciones.
Tras el éxito de Unreal, la compañía se mudó a Carolina del Norte en 1999 y pasó a llamarse, ahora sí: Epic Games. Hoy Sweeney tiene una fortuna valuada en USD 7 mil millones de acuerdo con Bloomberg y la compañía está cotizada en USD 15 mil millones.
Los dos grandes hitos en la compañía fueron Fortnite y el desarrollo de Unreal Engine,pero también vieron nacer otros títulos que dieron que hablar como Unreal, Gears of War o Infinity Blade.
Hasta hace unos años solía coleccionar autos deportivos, pero después decidió venderlos casi todos. Ahora conduce un Corvette de 2019.
Además de los autos, los videojuegos y la programación, Sweeney tiene otro interés: el medio ambiente. Es un conocido conservacionista. Compró grandes extensiones de tierras en diferentes parques, con el fin de protegerlos. En Carolina del Norte ya invirtió cientos de millones para preservar más de 18.200 hectáreas.
Adquirió grandes extensiones de tierras para conectar parques nacionales y evitar que se hagan desarrollos comerciales en la zona que puedan afectar el paisaje y los recursos naturales.
También donó millones de dólares para proyectos de conservación y en más de una oportunidad expresó su intención de seguir invirtiendo en acciones para cuidar la flora y fauna, sobre todo las especies en riesgo de extinción.
Infobae