Los expertos advierten de los riesgos del llamado oversharing o sharenting, la sobreexposición de menores en redes sociales por parte de los padres.
No saben hablar, ni siquiera andar, y mucho menos usar Internet, pero muchos bebés ya tienen sus fotos en la red, incluso su propia cuenta personal.
Desde hace unos años, la presencia de menores en las redes sociales se ha convertido en un fenómeno frecuente. De hecho, aparecen en la red incluso antes de nacer.
Las primeras pataditas, ecografías, la primera foto en el hospital, ahora ya se sostiene, ahora ya anda... Muchas cuentas personales en Instagram se han convertido en el tradicional álbum de fotos familiar donde ver cómo va creciendo el niño.
Según un estudio elaborado por la firma de seguridad informática AVG en 10 países, entre ellos España, el 23 % de los niños tiene presencia en Internet incluso antes de nacer porque sus padres publican imágenes de las ecografías durante el embarazo. El porcentaje se multiplica rápidamente poco tiempo después ya que el 81 % está en internet antes de cumplir los 6 meses.
A partir de esa edad, los menores pueden incluso poseer sus propias cuentas de correo. Según la investigación de AVG, más de un 5% de los niños menores de 2 años dispone de una cuenta de email o un perfil propio en alguna red social.
En total, los padres publican en redes sociales cada año alrededor de 200 fotografías de sus hijos menores de 5 años, en base a un informe publicado por Nominet en 2016 . Esto significa que antes de cumplir los 5, circularán 1.000 imágenes de cada uno de estos pequeños. Y esas cifras eran de hace tres años...
Ante este fenómeno que se ha llamado sharenting (combinación de las palabras "sharing" (compartir) y "parenting" (crianza o paternidad)), los expertos alertan: las fotos de los pequeños pueden llegar a más manos de las que se desean.
UNA FOTO AL ALCANCE DE MUCHOS
En muchas ocasiones, los padres se excusan aludiendo a la privacidad de su cuenta, lo que en un principio supondría que las fotos publicadas se limitan a su círculo de contactos. Pero no es así. Además, ¿qué pasa con la privacidad de los menores?
"Los padres creen que la exposición que hacen de esas imágenes quedará limitada al círculo de sus conocidos directos, pero su alcance puede ser mucho más amplio. En primer lugar -continúa la experta-, la mayoría mantiene un perfil público en las redes, con lo que esa imagen podría ser vista por cualquier usuario. Por otro lado, aunque los padres hayan limitado la exposición de su perfil haciéndolo privado, en ocasiones los propios conocidos o familiares comparten esas imágenes que les han llegado por las redes (incluso sin disponer de una autorización para hacerlo), con lo que amplían ese alcance que puede llegar a tener la fotografía", dice Silvia Martínez, directora del máster universitario de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC.
Además del peligro de que la fotografía salga del círculo de contactos, las propias redes sociales adquieren derechos sobre las imágenes al ser publicadas, según afirman desde UOC . Por ejemplo, Facebook asegura en sus condiciones que "Si compartes una foto en Facebook, nos das permiso para almacenarla, copiarla y compartirla con otros (de conformidad con tu configuración). [...] Puedes eliminar el contenido o tu cuenta en cualquier momento para dar por finalizada esta licencia. En cualquier caso, el contenido que elimines puede seguir siendo visible si lo has compartido con otras personas y estas no lo han borrado".
El caso más grave llega cuando esas imágenes "pueden utilizarse como material pornográfico a escala mundial por medio, por ejemplo, de la extracción de la imagen de sus genitales cuando se muestran desnudos. También pueden convertir a los niños en posibles víctimas de la pornografía infantil mediante la sustitución, con aplicaciones y tratamiento informático", explican desde la Universidad catalana.
Desde la plataforma Pantallas Amigas aconsejan: "tenemos que cerciorarnos de que las fotos que subamos en las que aparecen nuestros hijos/as, estén SIEMPRE vestidos. Además, hay que recordar y tener siempre presente cómo se sentirían nuestros hijos/as si en un futuro se tuvieran que enfrentar a una imagen suya que subieron sus padres a Internet. ¿Podría dañar su autoestima?
El estudio 'Not at the dinner table: parents and children's perspectives on family technology rules', elaborado por las universidades de San Francisco y Michigan, aporta datos sobre este punto: El 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos, el 51% da datos con los que puede localizárseles y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas.