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22/04/2013 19:00 hs

Clonaban tarjetas de débito con datos robados de los cajeros

Argentina - 22/04/2013 19:00 hs
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Un "especialista" en sustraer información de las bandas magnéticas para extraer dinero de los bancos fue detenido cuando, con un cómplice, instalaba un dispositivo en una sucursal en Palermo.

La primera vez que lo detuvieron fue en mayo de 2009. No tenía un domicilio fijo. Se alojaba en el hotel Bauen. Lo sorprendieron en una confitería del barrio de Almagro cuando se sentaba a su mesa un cómplice que acababa de salir de un cajero automático. Lo volvieron a apresar la semana pasada, en cercanías de un banco, en Palermo.
 
El sospechoso es señalado por los investigadores del caso como un especialista en modalidades delictivas sobre cajeros automáticos, entre ellas "clonar" tarjetas de débito para desfalcar a sus dueños.
 
Así lo informaron fuentes del Ministerio de Seguridad y de la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal. Las estafas se producían por medio de un moderno dispositivo electrónico y de microcámaras de video colocados en cajeros automáticos, modalidad conocida como skimming.
 
Los detectives de la Policía Federal explicaron que es difícil calcular el dinero mal habido por los delincuentes "porque clonan las tarjetas en la Argentina, pero en muchos casos retiran dinero en cajeros automáticos del exterior".
 
Para prevenir este tipo de estafas, los especialistas aconsejan que los clientes, para abrir las puertas de los bancos, no utilicen sus tarjetas de débito. "Deben abrir la puerta con cualquier tarjeta magnética para evitar que les copien los datos", explicaron las fuentes consultadas.
 
Para tratar de descubrir casos de skimming, la División Fraudes Bancarios y personal técnico de las compañías de redes de cajeros automáticos hacen inspecciones sorpresa para revisar las instalaciones de las máquinas expendedoras de billetes y de los abrepuertas.
 
El skimming es una modalidad más moderna que la de los antiguos "pescadores", que robaban las tarjetas que quedaban "chupadas" dentro de los cajeros y, a posteriori, copiaban los datos.
 
El sospechoso detenido fue identificado por fuentes de la investigación como Oscar Bonardi, de 53 años. Se sospecha que él y su cómplice instalaron en la sucursal del Banco Macro de Scalabrini Ortiz al 1700 un abrepuerta falso y sobre el cajero automático, una microcámara filmadora camuflada, cuyo lente apuntaba al teclado para grabar la imagen de los clientes en el momento en que tecleaban sus claves de seguridad.
 
"Con el abrepuerta falso copiaban los datos de la tarjeta para clonarla y con la cámara grababan la clave de seguridad; después usaban los datos para extraer dinero de los cajeros automáticos", explicó un especialista de la División Fraudes Bancarios.
 
Para la policía y la Justicia, es difícil estimar la cantidad de dinero sustraído a partir de la venta o traspaso de estos datos a cómplices u otras bandas del exterior.
 
Generalmente, los delincuentes que actúan bajo la modalidad de skimming es lo hacen durante la última hora de los viernes y la primera de los lunes, aprovechando que prácticamente no hay personal de seguridad en ese turno de fin de semana.
 
"El skimming es un delito universal o transnacional. Por ejemplo, hay numerosos casos de ciudadanos extranjeros que vienen a la Argentina a cometer estos delitos y después se van", explicó un experimentado detective.
 
Tal es la magnitud del caso investigado por los detectives de la División Fraudes Bancarios, a cargo del subcomisario Walter Corbo, que se detuvo a un ciudadano canadiense con más de doscientas tarjetas de débito clonadas. "A cuenta de este sospechoso también se secuestró una importante cantidad de microfilmadoras camufladas en accesorios de cajeros automáticos", agregó una calificada fuente oficial.
 
El caso del ciudadano canadiense ocurrió en agosto del año pasado. Cinco meses antes, personal de la Policía Federal había apresado a cuatro hombres procedentes de Bulgaria que actuaban en la ciudad de Buenos Aires. Esos sospechosos iban durante los fines de semana a bancos del micro y macrocentro e introducían unos dispositivos, denominados "boquillas", dentro de las ranuras donde se insertan las tarjetas, al igual que lo hicieron los delincuentes en el Macro de Scalabrini Ortiz.
 
También colocaban microcámaras que filmaban las claves de seguridad que tecleaban los clientes en el teclado o en la pantalla de los cajeros.
 
Los investigadores determinaron que la banda regresaba durante los días hábiles y retiraba los elementos con los que leía la información de las bandas magnéticas, para luego, según se sospecha, realizar la clonación de los plásticos.
 
Estos casos fueron descubiertos gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad de los bancos y de tareas de inteligencia realizadas por vigilantes encubiertos.
 
La detención se produjo cuando se atrapó a los sospechosos en flagrancia, en pleno proceso de obtención de los datos copiados por los dispositivos.
 
En tanto, en el último caso descubierto, cuando fue detenido Bonardi, los detectives fueron alertados por personal de mantenimiento de la red de cajeros automáticos que recorría los bancos de manera preventiva. Uno de los técnicos observó algo extraño en la sucursal del Banco Macro de Scalabrini Ortiz al 1700 y dio aviso a la policía.
 
Los detectives, apenas llegaron, descubrieron un abrepuerta falso y las cámaras instaladas y dirigidas especialmente a las máquinas.
 
Al observar la situación, los policías se quedaron realizando una vigilancia en la zona, camuflados entre las personas que caminaban, hasta que detectaron que un joven entraba y salía del banco en forma constante y se sentaba del lado del acompañante en un Volkswagen Passat.
 
Con el panorama estudiado, los policías detuvieron a Bonardi, que estaba sentado al volante del automóvil. Unos minutos después, lograron la aprehensión del cómplice, que tenía en su poder el dispositivo electrónico para el copiado de las bandas magnéticas de las tarjetas de débito.
 
A pesar de eso, los sospechosos fueron liberados por la Justicia, ya que el skimming es un delito excarcelable.
 
Fuente: La Nación

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