Para hacer frente a la pandemia del nuevo coronavirus, una empresa argentina llamada Jph Lions creó un sensor febril automático que permite reconocer a individuos con una temperatura corporal que supera la media normal. El dispositivo ahorra tiempo y recursos: no hace falta que lo opere una persona y realiza testeos masivos.
El principal síntoma de la enfermedad que mantiene en vilo al mundo es la fiebre. La COVID-19 se caracteriza por la aparición de dolor de garganta, tos o dificultades respiratorias junto a una temperatura corporal por encima de los 38 grados. Cuando el cuadro se complica, requiere la internación de los pacientes en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica. La infección es muy contagiosa y se transmite con gran facilidad, por eso es importantísimo detectar los primeros síntomas lo antes posible para poder asistir al paciente y evitar que se propague el virus.
La compañía, que ya producía este tipo de sensores, adaptó sus dispositivos para enfrentar la pandemia y detectar en forma veloz a personas con temperaturas altas en empresas, comercios y otros lugares donde se registran grandes aglomeraciones.
“Trabajamos en el puerto de Buenos Aires, en terminales como la del Río de la Plata, y cuando todo esto comenzó ellos nos pidieron que implementemos alguna solución. Sin embargo, ya estábamos en el comienzo de la crisis y nos vimos obligados a decirles que el producto no se podía hacer, ya que había muchos vendedores de insumos que se estaban aprovechando de la situación y ponían los precios por las nubes. El otro gran problema con el que nos encontramos en ese momento fue que no había garantía de que se pudiera hacer una entrega inmediata”, explicó a este medio Pablo Moix, presidente de la empresa y analista de sistemas.
En este contexto, y con ganas de cambiar un proceso que implicaba poner en riesgo la vida de más de una persona, desarrollaron un componente que permitió crear finalmente el sensor de detección febril masiva: “La idea es que la gente pase por un pasillo, siempre respetando la distancia social, y a medida que van pasando, se pueda detectar a la persona con fiebre. Al mismo tiempo, esto puede estar alineado con un sistema de alarma o con una simple notificación al celular sobre el ingreso de un individuo con fiebre que será notificado al instante”.
Los escenarios en los que se puede utilizar este sistema son múltiples. Moix aseguró que pueden ser útiles para todo tipo de ambiente en donde haya mucha circulación de personas: “Tanto para un hospital, un banco, una terminal, un comercio o un aeropuerto”.
“La ventaja más importante que encuentro es que hoy se necesita de una persona que esté con un termómetro tomando la fiebre, eso hace muchas veces que la gente se amontone esperando. Este desarrollo permite que se pueda agilizar todo el proceso y de manera 100% confiable. Además, no necesita de personas físicas que estén controlando, de hecho, pueden observar la situación de manera remota”, enfatizó Moix.
Estableciendo un parámetro para que el sensor pueda detectar a la persona que supere la norma establecida para la temperatura, se puede observar a través de un monitor o desde un celular todas las personas que presenten estos síntomas y así evitar el contagio masivo de la enfermedad.
“Podemos fabricar hasta 40 sensores febriles por día, si el circuito de insumo está abierto. Lo más importante para nosotros es poder aliviar la tarea de la persona que tiene que tomar la fiebre, el conglomerado de gente y la eficacia al presentar un resultado certero sobre la persona con síntomas en esta lucha contra esta enfermedad”, concluyó Moix.
Fuente: Infobae
Foto portada: Daniele Mascolo / Reuters