Luciana Sagripanti, es coordinadora del grupo Nueva Semilla y se dedica a la agroecología acompañando a productores en este proceso de reconexión con la tierra.
Luciana es parte de los trabajadores de la tierra, que después de la crisis del 2001 optaron por trabajar sus campos de un modo diferente, en vez de alquilarlo.
“Nos juntamos con otra gente, porque no queríamos la sojiculturalización, ni irnos del campo, así que nos reunimos alrededor de la agroecología que nos describió frente a un modelo de ese momento”.
De acuerdo a lo manifestado por Luciana Sagripanti en Micrófono Abierto, “la agroecología es una disciplina nueva, que tiene que ver con la percepción, con nuestro lugar, es una pauta de como empezar a actuar en el espacio que habitamos. Vivir y trabajar en el campo es una situación de conciencia en el momento que estoy transitando y espacio que habito”.
Sagripanti explicó que desde la agroecología no usan productos agroquímicos, ni antibióticos para animales, propuestas que tienen que ver con la síntesis química, “la agroecología va hacia un modelo de recuperar los procesos, el agricultor tiene la decisión de cómo será el uso del recurso y del proceso”.
La referente en agroecología planteó que se puede sembrar todo, “mientras más es mejor, porque el pilar es la biodiversidad, necesitamos que los campos sean diversos en sus producciones para darle oportunidad a la vida silvestre y esto genera un crecimiento exponencial en la misma que permite una regeneración del suelo”.
Sagripanti expresó que “ésta es una disciplina nueva y quizás esto acerque más información para nuevas formas de producir. Hubo una erosión cultural en la pérdida de conocimiento del sujeto que vive y trabaja en el campo”.
De acuerdo a esta referente en agroecología, el impacto más grande es sobre los costos, se busca la capacidad de autofinanciarse, “porque uno de los objetivos es la independencia del uso de insumos y eso es un impacto en la economía del productor”.
Las producciones se basan sobre todo en carne que se vende en el mercado local, “la idea es ir hacia algo diferenciado”. También producen harinas integrales.
“Se pueden hacer las cosas distintas y eso afecta nuestra calidad de vida, apuntamos a que nuestra producción vaya al mercado local y genere trabajo en el mismo”.
Sagripanti comentó que luego de 14 años hay muchos más productores locales trabajando, “estamos superados en la demanda, esto arrancó en una soledad que resistía el modelo que avanzaba, pero hoy no tenemos que estar explicando tanto y empezamos a abrazarnos y encontrarnos”.
Respecto a la ley de semillas, Sagripanti expresó que se habla de soberanía alimentaria sobre el productor y sus recursos, “es un pilar la autoproducción y la producción de semillas. Ninguna empresa que me trae una semilla de Nueva Zelanda tiene vínculo con este ambiente”.
La agroecologista planteó la necesidad de una política pública de cuidar las semillas, “porque estamos hablando de soberanía de la producción”.