"Las cuestiones planteadas, en particular la de la raza, son preocupantes. Aunque algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y serán tratadas por la familia en privado", afirmó un comunicado difundido por el Palacio de Buckingham.
Las acusaciones de racismo formuladas por el príncipe Enrique y su esposa Meghan son "preocupantes" y se tomarán "muy en serio", prometió la reina Isabel II, tras la crisis provocada en la monarquía por la entrevista que la pareja dio en la televisión estadounidense el domingo.
"Las cuestiones planteadas, en particular la de la raza, son preocupantes. Aunque algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y serán tratadas por la familia en privado", afirmó un comunicado difundido por el Palacio de Buckingham en nombre de la monarca.
"Toda la familia se entristece al conocer lo difícil que han sido los últimos años para Enrique y Meghan", aseguró, subrayando que la pareja y su hijo Archie "serán siempre miembros muy queridos de la familia".
Esta es la primera reacción de la corona luego de las confesiones íntimas que Enrique, de 36 años, nieto de la reina, y la exactriz estadounidense Meghan Markle, de 39, hicieron a la estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey.
Según la prensa británica, la soberana, de 94 años, mantuvo "conversaciones de crisis" con su hijo y heredero al trono, Carlos, de 72, y su nieto y segundo en la línea sucesoria, Guillermo, de 38, antes de reaccionar.
En una entrevista con Oprah Winfrey, vista por 11 millones de personas en el Reino Unido y 17 millones en Estados Unidos, Meghan y Enrique afirmaron que algún miembro de la familia -que no fueron ni la reina ni su esposo Felipe, de 99 años y actualmente hospitalizado desde hace tres semanas- se había mostrado "preocupado" por el color de piel de tendría su hijo Archie, ya que la madre de Meghan es negra.
Esta acusación puede resultar muy dañina para la monarquía, en un país donde la fuerza del movimiento Black Lives Matter llevó a revisar muchos aspectos de la historia colonial y su relación con la trata de esclavos.
La charla de dos horas televisada el domingo en Estados Unidos y el lunes en el Reino Unido, se convirtió en el puntapié para un debate más amplio y extendido a toda la sociedad británica.