Las voces conservadoras más radicales de EE.UU. creen que están siendo censuradas de forma rutinaria por parte de las grandes compañías tecnológicas. El bloqueo de las cuentas del ex-presidente Donald Trump en Facebook y Twitter tras los disturbios del pasado 6 de enero en Washington o la decisión de retirar Parler de las tiendas de aplicaciones de Apple y Google por incitar a la violencia se utilizan a menudo como ejemplos de esta "persecución".
Era solo cuestión de tiempo que alguien aprovechara la frustración para hacer negocio y ese alguien ha resultado ser Erik Finman, un chaval de 22 años de Idaho que se autodenomina "el millonario de Bitcoin más joven". Finman ha anunciado esta semana su nueva aventura: el lanzamiento del Freedom Phone, "el primer teléfono que garantiza tu libertad de expresión y libertad".
Se trata de un smartphone que viene de fábrica con algunas de las aplicaciones conservadoras más polémicas y que han sido retiradas de la tienda de aplicaciones de Apple y Google, como Parler, además de accesos directos a las apps de medios de comunicación ultraconservadores como OANN o Newsmax.
El teléfono también tiene una tienda de aplicaciones propia, que Finman asegura que no tendrá ningún tipo de censura o control, y utilizará Duck Duck Go como motor predeterminado de búsqueda para evitar el buscador de Google. Funciona con los principales operadores de telefonía del país. "Hace lo mismo que tu teléfono actual salvo espiarte y censurarte", dice la web del producto.
Freedom Phone costará 499 dólares y, tal vez en un descuido por parte de Finman, podrá comprarse utilizando Apple Pay como modo de pago, además de otros métodos más convencionales. Pese a que Finman debe buena parte de su fama y supuesta fortuna a Bitcoin, el teléfono no se puede comprar con la criptodivisa.
INCÓGNITAS
La página web de Freedom Phone dedica muchos párrafos a hablar de la libertad de expresión y la censura, pero pocos a los detalles técnicos y más controvertidos sobre el nuevo teléfono.
No hay una hoja de especificaciones, por ejemplo, aunque se hace referencia a una pantalla de 6 pulgadas y una "gran cámara".
Finman tampoco explica dónde se fabricarán los teléfonos. Si, como la mayoría de smartphones del mundo, procede de China, será un detalle que posiblemente no guste a los potenciales compradores. Dice que el sistema operativo, FreedomOS, ha sido desarrollado por la propia compañía, aunque parece simplemente una ligera modificación de Android. Los teléfonos también contarán con Trust, una aplicacion que avisará al usuario cuando una web esté tratando de espiarlo o seguir su actividad.
El teléfono que aparece en la web se asemeja a un UMIDIGI A9 Pro, un smartphone que cuesta unos 170 dólares comprado al por mayor y que la empresa china configura al gusto de los usuarios, con su propio logo y 'packaging', si compran más de 500 unidades. Las primeras unidades del Freedom Phone se enviarán en el mes de agosto.
JOVEN EMPRENDEDOR
Con tan poca información sobre el teléfono la atención se está desviando sobre todo hacia su creador, que a pesar de su edad asegura haber "conquistado" Silicon Valley.
La leyenda que Erik Finman ha ido elaborando sobre su propia persona arranca con 1.000 dólares que su abuela le regaló de joven para que comenzara a ahorrar para ir a la universidad. Finman, supuestamente, invirtió ese dinero en Bitcoin cuando su precio aún estaba en torno a los 12 dólares.
Con 15 años decidió vender parte de la inversión, que por entonces tenía ya un valor de 100.000 dólares, abandonar el instituto y fundar una startup, Botangle, que vendió tres años después por 300 bitcoin. A los 18 años, asegura, su patrimonio ya había superado el millón de dólares.
Para esta última aventura, de momento, parece haber conseguido convencer a Candance Owens, una conocida autora estadounidense que ha escrito varios libros y artículos criticando movimientos como Black Lives Matter y que ha sido directora de comunicación de Turning Point USA, un conocido lobby conservador republicano.
Pero incluso con el apoyo de Owens, hay quienes sospechan que el Freedom Phone podría estar más cerca de una estafa que de una proposición real para luchar contra la censura.
"Como alguien interesado en la Internet de las Cosas y el diseño y arquitectura de los dispositivos, me estoy riendo pensando en que uno de los segmentos más tecnológicamente analfabetos de la sociedad va a ser tomado por tonto con esta estafa de Freedom Phone", explica el autor y periodista Richard Jeter.

El Mundo