Las suscripciones son habituales en el mundo del software (por caso en servicios de streaming y en aplicaciones móviles) y mucho menos frecuentes en el sector del hardware. En todo caso, cuando eventualmente se paga una tarifa para usar un dispositivo que no hemos comprado, llamamos a eso “alquiler”. Eso ocurre con automóviles, e incluso en algunas empresas que rentan computadoras, consolas o celulares. Claramente no se trata de un estándar en la industria.
Ahora, una compañía especializada en audio lanzó una propuesta inusual: auriculares que sólo funcionan cuando se paga un plan de suscripción.
La idea es de la empresa australiana Nura. Para usar los auriculares, el comprador debe pagar un monto inicial y luego una suscripción que parte de los 5 dólares mensuales. La compañía promete a cambio reemplazarlos sin costo en un plazo de dos años, además de regalos durante ese período.
El servicio lleva por nombre NuraNow y brinda acceso a diferentes auriculares del catálogo de esta empresa. En función del modelo varían los precios tanto del canon de entrada como de la cuota que hay que pagar cada mes. Para los NuraBuds (que son inalámbricos y tienen el espíritu de los AirPods de Apple) la tarifa básica es de 5 dólares, tal como mencionamos anteriormente, sumando 20 dólares iniciales. Los Nuraphone (más grandes, tipo diadema) ascienden a los 50 dólares iniciales y 10 al mes. Hay opciones intermedias.
¿Qué pasa cuando se deja de pagar?
Si el usuario de un servicio de streaming deja de abonar la cuota mensual, pues la plataforma ya no será accesible. ¿Qué ocurre en este caso? Según explican desde Nura, las personas que quieran salirse de la suscripción a estos auriculares deberán completar un formulario en el que ofrecerán detalles de su decisión. Luego tendrá que devolver el producto y a partir de entonces la compañía dejará de cobrar el pago mensual.
Existe otra posibilidad: no pagar más y quedarse con los auriculares. En ese caso, la empresa cuenta con un sistema que permite desactivarlos en forma remota. En criollo, si no se paga, no se usan.
La modalidad es, lo hemos dicho, inusual. En el caso de la suscripción más accesible, los interesados estarán abonando 20 dólares iniciales y 120 dólares al cabo de dos años. 140 dólares en total no es una cifra despreciable, aunque cabe notar que el producto nunca es completamente del usuario. Resta por saber si esta estrategia se extenderá entre otros fabricantes o si quedará restringida a la idea de la empresa australiana.