Por su original forma, con paredes blancas y un marco negro la casa se asemeja a una nave espacial. Además de su fachada, esta vivienda ubicada en Asturias tiene otra característica que la vuelve muy particular: está totalmente desconectada de la red eléctrica y sólo utiliza energía solar.
Si bien hay muchos modelos de casas solares en el mundo, este es particular porque es capaz de funcionar en un lugar donde en pleno invierno no se ve el sol el 80% de los días.
¿Cómo conseguir una casa 100% autosuficiente? Lo más importante es invertir en que la casa consuma la menor energía posible. Es decir, preocuparse por su aislamiento y hermeticidad ante los cambios de temperatura y mantener el interior de la vivienda a una temperatura agradable, además de que funcionen perfectamente todos los electrodomésticos y luces de la vivienda.
La clave del innovador funcionamiento de esta casa está en los paneles súper sensibles que cubren la fachada del inmueble y pueden absorber una gran cantidad de luz en los días donde hay muy poca radiación. Esta tecnología, que le da forma de nave espacial a la construcción, funciona a modo de batería y se recarga solo con la luz que emiten las nubes. Además, los suelos radiantes también se comportan como paneles solares y permiten modificar la temperatura de la casa mediante tubos llenos de agua que se pueden controlar de manera digital con un dispositivo móvil.
La clave del innovador funcionamiento de esta casa está en los paneles súper sensibles que cubren la fachada del inmueble y pueden absorber una gran cantidad de luz en los días donde hay muy poca radiación.
El creador del proyecto, el ingeniero Omar Suárez, ha conseguido construir una casa desconectada de la red y totalmente autosuficiente con energía solar con la tecnología Sunthalpy: con esta tecnología ha logrado un edificio solar capaz de satisfacer todas sus necesidades energéticas, aunque el cielo esté nublado. Es decir, el inmueble es capaz de funcionar captando la energía a baja temperatura en días nublados y almacenarla.
Durante el último año ha conseguido mantener la refrigeración, calefacción, agua caliente, luz y electrodomésticos, y hasta una piscina climatizada (a más de 30º C todo el año) solo con la energía solar que genera.
Por otro lado, la fachada y la cubierta del edificio pasan a ser captadores híbridos de calor y electricidad integrados en la propia arquitectura del edificio. Toda esa energía pasa a una bomba de calor, que es la que hace funcionar los paneles térmicos en frío, durante los días nublados de invierno, siendo capaces de absorber toda la radiación difusa que emiten las nubes hasta equilibrar las pérdidas del día.
El sistema es tan efectivo que todavía tiene energía suficiente para mantener una piscina climatizada a más de 30º C, incluso en invierno.
La Nación
Fotos: La Nación