El 2 de mayo fue uno de los días más terribles para la memoria de nuestro país porque recibimos la noticia del hundimiento del crucero Ara General Belgrano en el marco de la guerra de Malvinas a consecuencia del ataque del el submarino nuclear ingles Conqueror.

El mismo lanzó dos torpedo y hundió al crucero el domingo 2 de mayo de 1982 en medio del conflicto armado por la Islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña.

El hundimiento fue casi determinante en la guerra porque le permitió a los ingleses la superioridad naval en la zona. El ataque causo la muerte de 323 soldados argentinos, casi la mitad de todos los muertos en aquel conflicto.

Allí entre tantas historias que se cruzaron, uno de ellas es la de Santiago Elías Belozo, nacido en Capital Federal y en este momento radicado en el partido de La Costa, en Mar del Tuyú.

En comunicación con Gente Necesaria recordó que ocurrió horas previas del hundimiento.

La previa

En enero de 1981 tuvieron una navegación de entrenamiento pero sin vistas a la guerra. Artillero, era el puesto de combate de Santiago Elías Belozo en las torres de 6 pulgadas y en cañones de 5 pulgadas antiaéreos.

El 1 de mayo cuando fueron los ataques sobre Puerto Argentino el comandante, jefe de la flota, supuso que iba a haber un desembarco, entonces posicionó al crucero que estaba en el sur con otros dos destructores y al porta aviones con dos cruceros más para, con un movimiento de pinza, encerrarlos el día 2 de mayo a la madrugada. 

Los aviones que despegan necesitaban viento de cola pero la tormenta en el Atlántico Sur no llegó y los aviones no pudieron despegar.

Allí dieron la orden de volver a la Isla de los Estados. “El submarino ya nos tenia en la mira y nosotros no lo habíamos detectado”, indicó.

Cuando volvíamos en la mañana del 2 de mayo, el comandante nos ordenó levantar el puesto de combate y que cada uno continuara con su guardia. Luego algunos se fueron a almorzar y descansar.

A las 16 hrs una terrible explosión levantó el buque y en menos de media hora el comandante dio la orden de abandonar la nave.

“Luego de la primer explosión se cortó la luz. Lo primero que hicimos es ver como estábamos todos y subir a la cubierta principal para cubrir el puesto de combate de cada uno”, recordó Santiago.

Como artilleros en ese momento, dijo que socorrieron a sus compañeros que estaban heridos, sin interferir a quienes intentaban evitar que el buque se continuara hundiendo y por supuesto dejando a los enfermeros que socorrieron a los heridos.

“Una vez que salió la gente fuimos hacia proa y luego a popa, donde fue el segundo torpedo que fue el que más daño causo porque pegó en la quilla del buque y destruyó capa por capa el crucero donde estaba lleno de muchachos descansando”, manifestó Santiago.

Apuntó que la explosión no pudo salir a superficie, quedó contenida y salió hacia popa y proa una inmensa bola de fuego que arrasó todo lo que estaba en su paso.