Estos días la palabra Hogar estuvo presente de mil maneras en mi vida.
Más allá del significado del diccionario o Wikipedia, para mí la palabra hogar tiene un sentido profundo, desde hace tiempo vengo sintiendo que estoy de regreso a mi hogar y comencé a comprender para qué.
Unos años atrás mi vida tambaleó por completo, en realidad me fue mostrando que me estaba dando otra oportunidad de experimentar, de sentir y de vivir.
Muy allá, en el fondo sabía que había cosas que tenía que cambiar, tenia una certeza interna de que existía otra manera, a la cual hice oídos sordos muchas veces. Confío en que todo tiene su tiempo, nada es cuando queremos, sino cuando estamos preparados y éste estaba marcando un reinicio.
Con mucha Paz-ciencia, aceptación, integración, tiempo y mucho trabajo interior (aún sigo), me incomodé y en vez de poner la mirada afuera lo hice del modo poco convencional, me metí adentro.
Me miré por primera vez, me encontré con alguien que apenas podía reconocer, alguien con muchas luces y sombras sin integrar.
Me pasé muchos años, queriendo encajar en un mundo estereotipado y a veces un poco cruel, queriendo seguir un guión que claramente no era el que yo quería para mi vida.
Había sido hasta ese momento alguien que buscaba la perfección a cada paso que daba, aunque en el fondo conocía muy bien mis esquinas vulnerables, las fallas eran contabilizadas sin margen de error y los aciertos los contabilizaba como golpes de suerte.
Para mi sorpresa la vida tenía preparado un mejor plan y sólo decidí sentir y escuchar a mi corazón, darle un meneo a la vida y recorrer caminos pocos conocidos, para mí, no para el alma que siempre sabe, y aunque no sabía ni cómo, ni dónde, el camino se hacía visible, fue como tener una especie de brújula interior y me animé por primera vez a confiar en mí.
Todos los caminos que tomé me llevaban siempre al mismo lugar, como siempre digo todos los caminos conducen a Roma.
Fue ahí que comprendí que llegar a Roma (al Amor) era el regreso a mi verdadero hogar.
Llegué a mí y tuve la misma sensación de cuando estamos mucho tiempo fuera de casa y necesitamos volver a nuestros olores, nuestras cosas, nuestros ruidos y habitarla, sentir que en ningún lado estoy más segura, y empecé a registrarme, a escucharme, cuidarme y a sentirme, tomé contacto conmigo y fui gestando una verdadera intimidad.
Comprendí que no tiene sentido habitar un espacio sin estar en él, había que hacerse cargo, eso sí, agradecí mucho, agradecí a mi cuerpo y a mi alma, por no haberme abandonado ni una sola vez, aunque pocas veces tuviera conciencia de su existencia.
Comprendí que hogar soy y somos, que como un nido se construye desde adentro hacia fuera, un hogar es refugio que cuida, protege y apapacha, siempre se puede volver a casa
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Es temporada de protección, cuidado, vulnerabilidad, sensibilidad, de habitar espacios donde se sienta a puro corazón, es tiempo de Hogar con vos, con otros, es momento de intimidad, complicidad, de conectar, disfrutar de algo rico y calentito, ver maratón de pelis, abrazar, ser contenidos y contener.
Hay personas y lugares que son hogares, hay hogares que son personas y lugares.
Hay hogares en los que queremos quedarnos para siempre.
Gracias a todos mis lugares y personas favoritas que son hogares.