¡Larga vida a la Reina! Y larga vida tuvo. En total, 96 años que en la práctica fueron varias vidas juntas. La Reina Isabel II ha fallecido este jueves 8 de septiembre en Balmoral justamente seis meses después de su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, que murió el pasado 9 de abril, a los 99 años. El duque fue, en sus propias palabras, su «fuerza», y solo unos meses después ha emprendido ella también su viaje a la eternidad. Precisamente, celebró su cumpleaños más amargo tan solo cuatro días después del funeral de su marido, con quien en el 2007 se convirtió en la primera pareja de la familia real en celebrar su aniversario de bodas de diamante (60 años).
La muerte de la soberana llega prácticamente por sorpresa, porque pese a su avanzada edad, gozaba de una salud de hierro. Esta misma semana se la ha podido ver junto a Liz Truss, la sustituta de Boris Johnson tras su dimisión por el escándalo del 'partygate'. Un encuentro que es ya la última aparición en público de la Reina. Ni siquiera la pandemia de Covid-19 pudo con ella. Pero los años no perdonan ni a quienes parecen inmortales.
Señales de alarma
En sus últimas apariciones públicas, la soberana aparecía sonriente, contenta, tan elegante como siempre. Pero hace casi un año se encendió la primera señal de alarma: utilizó un bastón para ayudarse a andar. Fue durante la ceremonia del 12 de octubre de 2021 para conmemorar los cien años de historia de la Royal British Legion, en la Abadía de Westminster.
Poco después, trascendió que sus médicos le recomendaron dejar de beber alcohol «salvo en ocasiones especiales» y posteriormente canceló un viaje de 48 horas a Irlanda del Norte que precisamente era muy significativo porque coincidía con los cien años de la partición de la isla y, por tanto, de la existencia de esta pequeña nación constitutiva del Reino del que ella era cabeza. Los servicios médicos de la Casa Real, según se comunicó de forma oficial, le recomendaron descansar, un mensaje que, lejos de llamar a la calma, generó más inquietud.
Finalmente, el viernes 22 de octubre fuentes del palacio de Buckingham confirmaron que la noche del miércoles al jueves de esa misma semana, Isabel II pasó la noche en el hospital King Edward VII, en el centro de Londres, donde «se le realizaron algunas pruebas», y fue dada de alta al día siguiente, cuando regresó al Castillo de Windsor.
Esta fue la primera vez en ocho años que la monarca necesitó acudir a un centro hospitalario, lo que, pese a los llamamientos a la tranquilidad de las fuentes oficiales, acabó siendo el preámbulo de su partida.
La Reina más longeva, con Jubileo de Platino
La Reina falleció pocos meses después de celebrar, el pasado mes de febrero, el que probablemente sería la fiesta más importante de su vida: su Jubileo de Platino, es decir, sus 70 años en el trono, un hito, ya que el suyo fue el reinado más largo de la historia británica, lo que la convirtió en una figura fundamental para todos los países que conforman la Commonwealth. «Declaro ante ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, estará dedicada a su servicio», prometió en su vigésimo primer cumpleaños, en un discurso transmitido por la radio desde Ciudad del Cabo, cuando aún era princesa.
«Declaro ante todos ustedes que toda mi vida, ya sea larga o corta, estará dedicada a su servicio»
LA PROMESA DURANTE SU CORONACIÓN
Y ese sentido del deber y su devoción a una vida de servicio, lo llevó a cabo durante su reinado con un programa completo de compromisos, desde visitas a organizaciones benéficas y colegios, hasta la recepción de Jefes de Estado visitantes.
También fue la cara visible, y sin duda alguna más importante, del país en eventos de todo tipo, en los cuales contó en muchas ocasiones con el apoyo de otros miembros de la Familia Real. Tal era su intención de ayudar, que ejerció como Patrona Real o Presidenta de más de 600 organizaciones benéficas, asociaciones militares, organismos profesionales y organizaciones de servicio público, cuyas áreas a acción iban desde la creación de oportunidades educativas y laborales para la juventud, hasta la preservación de la vida silvestre y el medio ambiente.
Madre de cuatro hijos, esta mujer menuda, nacida a las 2.40 de la madrugada del 21 de abril de 1926 en el número 17 de Bruton Street en Mayfair, Londres, y bautizada como la Princesa Elizabeth Alexandra Mary en la capilla privada del Palacio de Buckingham el 29 de mayo de ese año, no estaba llamada a ser reina. Pero el destino es caprichoso.
La abdicación de su tío Eduardo VIII en diciembre de 1936 puso la corona a su padre George VI y cambió por completo el rumbo de su vida, que ha estado en los últimos años cargada de momentos difíciles, aunque el peor ha sido tener que enterrar al que fuera su esposo durante 73 años.
imagen del primer retrato de Isabel II tras su coronación ABC
Reina de Inglaterra con 25 años
La muerte de su padre la abocó a tomar las riendas de la monarquía con solo 25 años, una noticia de la que se enteró mientras se encontraba de viaje en Kenia. Isabel fue la primera hija de los duques de York, que más tarde se convirtieron en el rey Jorge VI y la reina Isabel, conocida posteriormente como la 'reina madre'. En 1930, se convirtió en hermana mayor, con el nacimiento de la princesa Margaret Rose. En 1937, las dos princesas, que fueron educadas en casa como muchas niñas de familias adineradas en ese momento, asistieron a la coronación de sus padres en la abadía de Westminster. Aquel día, la princesa Isabel se convirtió en la primera en la línea de sucesión al trono.
Fue entonces cuando empezó a ser instruida en historia, francés, idioma que hablaba fluidamente, arte y música. También era una experimentada nadadora y adoraba montar a caballo, animales por los que sentía especial predilección y en los que era una experta. De hecho, ser convirtió en propietaria y criadora de purasangres, y a menudo se la veía en eventos a los que iba a ver correr a sus caballos, que ganaron carreras en Royal Ascot en varias ocasiones. Mención aparte merecen sus perros de las razas 'Corgis' y 'Dorgis', con quienes daba largas caminatas por el campo. Según fuentes de Palacio, un interés menos conocido de la soberana era el baile country escocés. Cada año, durante su estadía en el Castillo de Balmoral, la Reina ofrecía bailes conocidos como Gillies 'Balls, para los vecinos, el personal de la finca y del Castillo y los miembros de la comunidad local.
Testigo de grandes acontecimientos
En sus 96 años de vida vivió, entre otros acontecimientos relevantes, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la disolución del Imperio británico y el consiguiente nacimiento de la Commonwealth, la guerra de las Malvinas, el Brexit, la pandemia de Covid-19… experiencias a las que se suman las de su vida privada, como la muerte de la que fuera su nuera, la princesa Diana, la crisis provocada por su nieto Harry y Meghan Markle con su abandono de la Familia Real y del territorio británico o el escándalo de abusos sexuales en el que está implicado su hijo, el príncipe Andrés.
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Foto: Suzanne Plunkett Reuters