35º Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries en Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel
 
Hasta último momento no sabía si podía viajar a San Luis al menos un día de los 3 que duraba el  multitudinario Encuentro. Casi descartaba la posibilidad cuando por fin, casi sobre la hora, se ofrecieron a cuidarme mis pequeños. Y aunque la culpa materna de “alejarme aunque sea unas horas” no nos libera nunca, partí el domingo 9 a las 6 AM en una trafic con gente que apenas conocía, pero con la certeza de que tenía que aprovechar la cercanía geográfica para vivenciar lo hermoso que se está cocinando desde hace algunos años con el Feminismo y sus fragmentaciones y sus evoluciones – y a veces falta de ellas.
El Encuentro es una práctica social feminista que se realiza anualmente en Argentina desde 1986 y que inició con el nombre de Encuentro Nacional de Mujeres, como un encuentro de ideas y acciones donde se plantean los nuevos desafíos del movimiento feminista, y a través del cual se ubica en agenda las luchas contra la opresión histórica del vigente sistema capitalista, patriarcal y colonial.
 
Al principio, se reunían alrededor de 1.000 personas y año a año ese número se fue multiplicando y diversificando, como todo movimiento político y social. Movimiento que busca permanentemente lugar para debates, tensiones y construcciones colectivas. Cada debate generó en su momento y continúa generando nuevos temas, nuevas formas, más talleres y nuevos procesos.
 
Quienes forman parte de la comisión organizadora del 35º explican que “cambiar el nombre a nuestro querido encuentro no es un capricho, sino reconocer, escuchar, empatizar, visibilizar, darle existencia a tantas y tantes compañeres que no “encajan” en la categoría MUJER y tampoco se sienten nombrades al hablar de NACIÓN; asumiendo con orgullo que las fronteras se tornan difusas cuando nos pensamos en clave transfeminista. El Estado nación argentino se creó bajo el genocidio indígena, afro y de sus descendientes. La negación de la existencia de diversos pueblos y naciones es invisibilización. La negación de lesbianas, trans, travestis, bisexuales, intersexuales y no binaries es invisibilización”.
 
Por eso, el desdoblamiento del Encuentro en dos, ya que este que acaba de suceder fue el 35 Plurinacional de Mujeres y Disidencias, y dentro de un mes volverá a ocurrir otro Encuentro, pero conformado por personas que no acordaban con esta denominación inclusiva y popular.
Más allá de las cuestiones etimológicas, la sensación con la que regresé es la de una poderosa y creciente construcción colectiva, que sin duda busca ser capitalizada por todas las fuerzas políticas e institucionales, pugnando por no quedar afuera de la “marea” aunque en el diseño de las plataformas y políticas públicas luego se ve el verdadero “pelo al huevo” y se identifica quiénes usan sólo máscara para atraer votos, y quienes quieren realmente cambiar las cosas desde la base.
Hasta en la ortodoxa y conservadora ciudad de San Luis, la gente salió a saludar en familia, como contenida, sí…, pero curiosa de una marea que ya no es sólo verde sino de múltiples colores y formas. Pero que en general, busca un mismo sentido y es el de Igualdad. Luego de tantos siglos de postergación, ninguneo, maltrato e invisibilización, la cohesión y sororidad no permite dar ni medio paso atrás.
El reclamo por la aparición de Guadalupe Lucero encabezó la marcha central. Con la mamá de la pequeña, que hace un año y cuatro meses encabeza los reclamos por la aparición de la niña de 6 años. Durante un largo recorrido de 7 kilómetros, más de 100 mil mujeres y disidencias recorrimos calles e instituciones, alzando la voz por los reclamos que atravesaron el trabajo de los 105 talleres del Encuentro. En el recorrido, uno de los momentos de mayor tensión se dio cuando la larga manifestación pasó por la Iglesia Catedral de San Luis, que se encontraba vallada y con personal policial, como la mayoría de las Iglesias y edificios públicos. Con cascos y escudos, la fuerza policial se apostó en guardia por las dudas ocurra lo que finalmente no ocurrió porque todo se desarrolló en clave pacífica, salvo algunos escraches con graffitis por parte de gente encapuchada cuya procedencia será siempre difícil deducir.
Las pegatinas fueron una constante a través de las más de 20 cuadras que ocuparon los feminismos populares en San Luis.
Otro de los puntos álgidos de la marcha fue el pasaje por la Jefatura Central de Policía, también vallada, donde al reclamo por la aparición de Guadalupe se sumó el pedido de justicia para Florencia Magali Morales, muerta en pandemia en una comisaría de Santa Rosa del Conlara en el interior provincial, el 5 de abril del 2020.
El reclamo por una Ley de Humedales también se repitió en la marcha y se discutió en los talleres al igual que el repudio a los recortes en materia de discapacidad.
La caravana partió desde el Parque La Cerámica y recorrió los 7 kilómetros de Marcha con colores y cánticos pese al cansancio de los dos días de intensos debates y actividades alternas.
Este lunes 10, en el acto de cierre, se leyó el documento final del Encuentro con las conclusiones de los talleres y se anunció la nueva sede para el año próximo: San Carlos de Bariloche.
El cansancio y dolor del cuerpo bien valen la pena cuando por una vez cada mil, al cuerpo lo ponemos por nosotras mismas, para seguir evolucionando y sumando entre todos y todas.
El feminismo, contrariamente a lo que se solía pensar hasta hace algunos pocos años, no es “cosa de mujeres” sino de toda la sociedad en su construcción constante hacia la igualdad, el respeto y la diversidad enriquecedora.
El feminismo avanza. Revoluciona. Incomoda. Y es lo que debe ser para seguir cambiando el estado de cosas que dañan, atrasan, violentan y continúan buscando preservar los derechos y privilegios patriarcales.
Los feminismos, a veces con mucho enojo, cansancio y sobre todo el dolor por los femicidios que no cesan. Pero también con mucho Amor, tratando de procesar puertas adentro y hacia afuera las ideas que siempre serán rumbo a la IGUALDAD.

Por Paula Stecco