Los vecinos veían como estrellitas en plena luz del día, pero después se enteraron que eran chapas que estaban volando de un tornado que llegaba a San Justo, Santa Fe, el cual arrasó con gran parte de este pueblo y fue considerado el más grande de Sudamérica. Esto fue ralatado por la escritora riocuartense, Ana Moglia en su libro titulado “Después de la tormenta”: la historia del tornado más grande de Argentina.

Hoy a 50 años de lo ocurrido, Gente Necesaria dialogó con Cristian Chapelet, periodista que ayudó en el reencuentro entre una madre y su hijo, el cual creía que había fallecido en el tornado. Además con Liliana, vecina de San Justo que formó parte de la población que vivió este hecho tan inusual e irrepetible.

Aseguran que tuvo la misma energía que la de una bomba atómica donde más de 80 personas fallecieron. Así lo confirmó Lily de 62 años quien es la presidenta de la Biblioteca Popular Mariano Moreno. En el año 1985 colaboró con la autora del libro "Historia de San Justo" acerca del fatídico tornado que azotó la localidad el 10 de enero de 1973. Esta vecina tenía 12 años cuando ocurrió y si bien vivía alejada del epicentro de la tormenta, aseguró que esa mañana fue extremadamente calurosa.

Por su parte, Cristian Chapelet de 51 años hace 32 años trabaja en la prensa y en 1993 cuando se cumplían 20 años del tornado fue parte de una emocionante historia de reencuentro.

Por  el Canal América se emitía el programa "Gente que busca Gente" donde después de una larga investigación se logró el encuentro entre una madre que creía que su hijo había muerto en el fenómeno, un joven que tenía otro nombre y apellido y por su padre adoptivo conoció su verdadera identidad.

Fue un hecho emblemático que marcó un antes y después en el periodismo de investigación, nota que Cristian tituló en internet "El día que resucitó el hijo de Antonia".

La historia de Antonia y su hijo, Leandro Agustin

Como había que “poblar la Argentina” fue que el presidente Hipólito Irigoyen hizo la ley por la cual el séptimo hijo varón se convertía en ahijado presidencial. Por eso Antonia Cañete, siguiendo esa tradición, le puso Alejandro Agustín (el presidente era Alejandro Agustín Lanuse) a su séptimo hijo varón nacido en 1972 en el Hospital de San Justo.

El mismo día, el padre del pequeño, la abandonaría con sus hijos.

Por esto, en los primeros días del año 1973 debió dejar al bebé en casa de una amiga para ir a la cosecha del algodón en el norte argentino. Cuando volvió en tren era el mes de septiembre de ese mismo año.

La casa de su amiga ya no estaba, en su caminar cansino fue encontrando escombros y desolación. No sabía lo que había pasado ya que trabajó duro todos esos meses y ni una radio había cerca para enterarse lo que había pasado en su ciudad.

Clara Castillo, la amiga a la que Antonia había encargado el niño, se había mudado al Barrio Reyes. Hasta allí llegó Antonia, se reencontró con su amiga y le contaron lo que había sucedido. Su bebé había muerto aplastado por la casa que se derrumbó aquella fatídica y calurosa siesta del 10 de Enero. 

Sin embargo, todos desconocían que el bebe de seis meses sobrevivió. Voló a unas cuadras y cayó sobre una losa sin sufrir ningún daño. Fue rescatado por las fuerzas de seguridad de la localidad quienes desconocían su identidad y lo trasladaron a la Casa Cuna de Santa Fe. Meses después el padre de este bebe lo retiró con documentación falsa y aparentemente lo vendió.

Desde que Antonia recibió esta falsa noticia y hasta la década de 1990 soportó ese dolor en el corazón, llevando flores al cementerio en cada cumpleaños de su pequeño muerto.

Pero un día, cuando su amiga volvió de visitar parientes en Buenos Aires, vino a darle la noticia más esperada. “Antonia, tu hijo está en la televisión. Lo vi en el programa de América Gente que busca gente. Es él, no me puedo equivocar. Tiene tu cara”.

A Antonia le pasaron mil cosas por la cabeza en un solo instante y lo primero que atinó a hacer fue llegar hasta Radio Departamental donde junto a Cristian Chapelet inició la investigación para lograr este ansiado encuentro.