En el corazón del Chaco está Quitilipi, una pequeña localidad del norte de esta provincia ubicada a 200 kilómetros de la Capital, Resistencia.

En este lugar, vive Ariel Arnaldo Andrés Fernández de 23 años, quien es un soguero artesanal que hace 10 años empezó a interiorizarse sobre este arte. Hace cintos, billeteras, carteras, bolsos materos, llaveros, babas de cuchillo y todo lo que el cliente le solicite.

En Gente Necesaria dijo que empezó como un juego a realizar pequeños objetos de regalería como llaveros y luego se capacitó por su cuenta. Es un apasionado por lo tradicional y el tratamiento del cuero al cual consigue por donaciones de frigoríficos, carneadas en los campos o en casas que lo comercializan.

Dijo que trabaja solo en su casa y que algunas veces los niños del pueblo se acercan a preguntarle sobre el oficio. Por esto, de manera gratuita y con sus propios materiales, Ariel empezó a dar talleres en un comedor merendero donde transmite el conocimiento de nuestros ancestros. 

“Si es para un trabajo fino, se entrega el cuero fresco y si es para una trabajo de fuerza en el campo se trabaja con el mismo pelo, dejo secar una semana y entrega el pedido”, señaló respecto al trabajo que realiza. Aclaró que el sobado del cuero es un proceso más largo que lleva más tiempo.

A su trabajo lo comercializa en los alrededores de Quitilipi y en ferias de artesanía, pudiendo cumplir el sueño de ir a Colón, Entre Ríos en este 2023.