Fue juzgado en el TOF 1 de Córdoba. No se probó que conociera el lavado cometido por el novio de su hija, junto al grupo del asesinado “zar de la droga”, Claudio Torres.
El Tribunal Oral Federal número 1 resolvió, por unanimidad, absolver a Sergio Roberto Almerich, ex jefe de la Policía Federal, de los delitos de “encubrimiento” que se le endilgaban desde el 2019, en relación a la causa del llamado “narcoescándalo” de Río Cuarto.
Como se recordará, tras el asesinato de Claudio Torres, el llamado “zar de la droga”, en el 2019, el juez federal Carlos Ochoa profundizó una investigación sobre narcotráfico que llevaba más de cuatro años. Secuestró más de 60 autos de alta gama, vinculó a la banda con un gran cargamento de droga, y llegó a procesar a unas 18 personas, entre ellas un ex jefe de Investigaciones de la Departamental de Policía de la Provincia, Gustavo Oyarzábal, quien luego se reconocería como encubridor.
Los principales integrantes de la asociación ilícita (Cristian Ortiz, Mariano y Andrés Rivarola, Gabriel Bossi) reconocieron su participación en los hechos, y accedieron a un juicio abreviado, en mayo del 2022. Lograron penas inferiores a los 5,8 años de prisión.
En tanto, Sergio Almerich, ex jefe de la Policía Federal de Río Cuarto (hasta diciembre del 2018), resultó involucrado en una causa paralela, porque su hija fue novia de Jonathan Monserrat, dueño de una agencia de autos vinculada al grupo de narcolavadores.
Para el juez Ochoa, la organización liderada por Torres, Bossi, Ortiz y los Rivarola, compraba marihuana y cocaína en Nordelta, José C. Paz, Tortuguitas y en Rosario. Transportaban los estupefacientes ocultos en diferentes vehículos, los almacenaban en Río Cuarto con colaboración de Oyarzábal, los vendían en Córdoba, en Puerto Madryn, en San Luis o en Chile, y lavaban el dinero obtenido.
Tanto Cristian Schiarolli (hijo de un ex director del hospital provincial) y Monserrat, el novio de la hija del jefe policial, dedicados a la venta de autos, fueron condenados a cuatro años de prisión. Admitieron ser partícipes necesarios. Para el juez Ochoa, Almerich no podía desconocer lo que hacía su yerno.
Almerich era titular de la delegación Bariloche cuando fue imputado en Río Cuarto. Fue pasado a disponibilidad en la Federal. Pero nunca lo detuvieron. Lo acusaron de presunto “incumplimiento funcional” y “encubrimiento por falta de denuncia”. Se sospechaba que le había avisado al novio de su hija que sus supuestos amigos (Rivarola, Torres y otros) eran narcos pero había omitido denunciarlos.
EL YERNO
Almerich llegó a juicio imputado por encubrimiento, por supuesta omisión de denuncia. El Tribunal Oral Número 1 de Córdoba, integrado por Julián Falcucci, Carolina Prado y Jaime Díaz Gavier, el 14 de abril último resolvió absolverlo.
Lo hizo porque el fiscal Maximiliano Hairabedián no mantuvo la acusación. El titular del ministerio público explicó a La Voz que no se probó en el juicio, con certeza, que el ex jefe de la Federal supiera que el novio de la hija compraba y vendía autos de los narcos, ni su omisión de denuncia. Según trascendió, en el juicio, Americh sostuvo que “por todo lo que pasó” instó a su hija a “cortar con el novio”.
Jonathan Jesús Monserrat, fue condenado como partícipe necesario, del delito de asociación ilícita en concurso real con el delito de lavado de activos en mayo del 2022 en un juicio abreviado. Por ser “una persona joven que puede reinsertarse en una actividad laboral lícita, el reconocimiento de los hechos y la ausencia de antecedentes penales computables” se le aplicó una pena de cuatro años de prisión.
Si bien las multas podrían ser hasta por 10 veces el monto de las operaciones detectadas, en este caso sólo se computó el doble (el mínimo). En la sentencia de mayo del 2022, que ya está firme, el TOF dispuso imponerle a Monserrat una multa equivalente al doble del valor de los autos que le secuestraron, esto es unos 25,6 millones de pesos. Se trata de una de las más altas impuestas a miembros del grupo (a Andrés Rivarola le fijaron 27 millones).
EL fiscal general Carlos Gonella confirmó que los condenados por el narcolavado aún no efectivizaron el pago. “La sentencia está firme y justamente estamos en la etapa de ejecución, para empezar a poner los bienes que se secuestraron en manos del estado y ver qué destino social se le da”, comentó.
En el momento de ser detenido por orden del juez Ochoa, Monserrat estaba con la hija de Almerich. En el domicilio de calle Alvear les secuestraron 3.300 dólares, 137 mil pesos, una pistola Bersa con la numeración erradicada, un celular, una CPU y documentación.
En la causa por el asesinato de Claudio Torres, el ex jefe de Investigaciones de la Policía de la Provincia, condenado por encubrimiento, Gustavo Oyarzábal, declaró que Monserrat era amigo del “zar” y “si bien no era una persona conocida para el ámbito policial, sí se vinculaba con el mundo del narcotráfico y había llegado a jactarse públicamente de tener impunidad en la ciudad, ya que mantenía una relación sentimental con la hija de quien fuera Jefe de la Policía Federal de Río Cuarto”.
En su declaración ante la Justicia Federal, Monserrat dijo que conoció a Claudio Torres en el gimnasio y que compartió con él, y con los hermanos Mariano y Andrés Rivarola (ambos condenados) varios eventos sociales. Dijo no saber a qué se dedicaban, sólo conocer que tenían una pollería. Y que fue su suegro, Almerich, quien le habría dado a entender a él que estas personas “andaban en algo raro”.