La Carolina es un pueblito ubicado a 1610 metros sobre el nivel del mar, siendo uno de los más altos de la provincia de San Luis y al pie del cerro “Tomolasta”. Rodeado de arroyitos, su río principal tiene color dorado por el óxido de hierro que sale de las minas y se denomina río Amarrillo el cual recorre el costado del poblado.

La Carolina es un pueblo minero con casas de piedra, calles empedradas, veredas son altas y una impronta única que lo hace parecer como detenido en el tiempo por sus construcciones.

Nació en 1792 gracias al descubrimiento del oro, solo tiene 300 habitantes y ha mantenido su identidad de pueblo minero. “El paisaje es alucinante por la naturaleza de cerros, ríos y arroyos que lo rodean. A esto se suma la posibilidad de conocer la mina de oro que quedó abandonada y hace que todo se vuelva atractivo”, dijo en Gente Necesaria, Roxana Lucero Zavala, propietaria de un emprendimiento turístico local.

Por todo esto, el pueblo fue elegido por el Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, junto a otras seis localidades argentinas, para competir en un concurso de la Organización Mundial del Turismo (OMT) de las Naciones Unidas. 

En diciembre se sabrá si es uno de los pueblos más lindos del mundo.

Roxana Lucero Zavala continúa con la tradición familiar

Su abuelo extraía oro, primero en los túneles y luego en el río. Era una persona super curiosa, leía mucho, fue empleado del Registro Civil y conformó su familia en La Carolina. “Cuando veía que un auto entraba al pueblo, acompañaba a sus ocupantes a conocer la mina y a cambio les pedía un libro o revista de lectura”, dijo.

Allí nació la mamá de Roxana, quien luego formó pareja con su papá quien era comerciante.

Roxana realizó el primario en La Carolina, el secundario en San Luis y en la capital de la provincia también estudió la carrera de Turismo. “De mi abuelo salió esta vocación por ser guía”, indicó.