La  virtualidad cambió, desde hace tiempo, la forma en que nos mostramos a los demás y a nosotros mismos. Construimos una realidad para que nos vea el otro o los otros. Los usuarios crean un "perfil" o varios perfiles en reemplazo al modo que en el pasado existía con forma de producción ante el espejo en el paso previo al encuentro físico.

La diferencia tal vez radique en que hoy nos vemos a nosotros mismos mientras otro nos está mirando en el perfil o en las imágenes que levantamos. Nuestra imagen está presente de forma permanente y no sabemos cómo nos ve quien nos interesa o como nos ven.

El análisis de un psicólogo explica la experiencia con una paciente que le contaba que mientras mantenía una videollamada, miraba más su rostro en el recuadro que el de la otra persona. Espejito, espejito ¿qué tan linda me veo?

Este modo de relaciones amorosas, de amistad o de compañía, a veces concluye con buenos encuentros físicos y otras se esfuman, desaparecen a la hora de la presencialidad.

Hay terminologías que describen diversos modos de vinculación virtual:
…”El ghosting que proviene del término en inglés “ghost” o “fantasma” y hace alusión a esos casos en los cuales después de varias citas o incluso de tener una relación a lo largo de cierto tiempo, una de las personas desaparece, sin explicaciones…”
…”El breadcrumbing o “dejar migas” que indica el accionar de esas personas que no terminan de desaparecer por completo, pero tampoco concretan una cita o encuentro. ..“Aquí estoy”, pero no del todo…”
…” El benching, implica poner a la persona “en el banco de suplentes” para tenerlo como plan B si otras cosas fallan….”
….” El cushioning o  comportamiento de algunas personas que tienen una pareja y en simultáneo mantienen personas con las que se coquetea de vez en cuando, sin concretar necesariamente, por si acaso…”
….”El  orbiting, que implica cortar vínculos por completo en el mundo analógico pero seguir conectados en la virtualidad a través de un “me gusta” y o comentarios en las redes sociales….”

La virtualidad nos abrió más caminos de encuentro y con ellas la gente se relaciona, se erotiza, espanta la soledad, sólo que a la vez por su tamaño aceleró la fugacidad de los vínculos.

En diálogo con Mabel Sánchez, la psicóloga riocuartense Adriana Ruano afirmó que "los avances tecnológicos han permitido estas formas de vincularnos que es inmediata, que está al alcance de todos, que es gratuita, que a su vez nos permite detectar personas que están cerca o comunicarnos con personas de otro continente. El avance es notorio. La pandemia favoreció aún más el contacto a través de las redes, más allá de los distintos objetivos que pueden ser educativos, amorosos, laborales".

En este contexto señaló que ya hay estudios que advierten sobre la adicción a las pantallas. "Estamos bastante preocupados los psicólogos por las pantallas en la temprana infancia. Desde el inicio mismo de la vida ponemos en contacto a nuestros hijos con las pantallas. Y se está generando una dependencia adictiva en muchas personas", agregó.

Por último, Ruano mencionó que a causa de las redes no se requiere mucha habilidad en las personas para relacionarse: "es mucho más complejo la presencialidad, el estar con el otro. Pareciera que vamos hacia un mundo cada vez más de relaciones virtuales, pero en algún momento hay que dar el salto a la presencialidad, estar con el otro y estar nosotros mismos con el otro".