Así lo expresó Leo Rivero, gastronómico de la ciudad, quien explicó que luego de la pandemia hubo muchos cambios de comportamientos en el consumo y también que se perdió mucha mano de obra especializada.
Leo Rivero, gastronómico de la ciudad, dialogó con Micrófono Abierto en el día que se celebra a los trabajadores del rubro.
Rivero, responsable de varios espacios gastronómicos, comentó que después de la pandemia el rubro del que es parte fue uno de los que reaccionó positivamente, “con protocolos, horarios y hoy cambió mucho el mundo método gastronómico, porque hoy la gente consume muchas meriendas, y por una cuestión de gastos, hoy socialmente se hacen meriendas familiares más que cenas. Durante el fin de semana se trabaja muy bien, pero durante la semana se complica”.
Rivero comentó que a causa del costo elevado de algunos alimentos esto ha determinado que haya platos que no se ofrezcan.
“El salmón ha tenido tanta variación que ha llegado a 8 mil pesos el kilo, al igual que algunos cortes de carne, por eso cuando algo aumenta mucho de golpe eso se nota en los platos y hay que cambiarlos para que la persona no sienta que es algo fuera de lo normal”.
Respecto a la mano de obra especializada, Rivero manifestó que “hubo un problema muy serio en la pandemia que la mano de obra especializada de la gastronomía se fue a otras actividades y hubo un hueco muy grande”.
Reconoció que muchos toman de paso a la gastronomía y no se consigue fácil la mano de obra, “hay mucho recambio, muchos prueban y si no les gusta se van, está compleja la estabilidad en la gastronomía y no se termina de capacitar nunca porque hay mucho movimiento. No hay mano de obra que venga de muchos años como en otros rubros”.
Rivero expresó que es una actividad que nunca estuvo bien paga, “los mozos tienen su propina, pero en la cocina con mucho calor no es fácil aguantar, antes las generaciones viejas se lo bancaban”.