A menudo nos sorprende la afirmación:
"El mundo es un pañuelo".
Porque seguramente nos vamos a encontrar a la vuelta de la esquina.
Acá, allá y más allá también.
Vamos todos en espiral.
Vamos todos al mismo lugar.
Vamos a encontrarnos.
No hay almas desconectadas, ni desencontradas, nadie pasa por nuestra vida por azar.
Y aunque las instrucciones parezcan que no estén del todo claras, acaban encajando como las fichas del tetris.
Sucede todo el tiempo.
Y ahí estamos en ese instante Todos al mismo tiempo siendo Uno y latiendo al unísono.
Todo está orquestado, el universo no sabe de casualidades, sabe de sincronías cósmicas.
De cualquier manera y por el motivo que fuera los encuentros se convierten en inmensos portales.
Se abren líneas de tiempo, distintas dimensiones, para hacer posible ese encuentro.
Los encuentros son sagrados.
Nos encienden.
Nos despiertan.
Nos empujan.
Nos expanden.
Nos espejan.
Nos enseñan.
Nos inspiran.
Nos acompañan.
Nos abrazan.
Nos trascienden.
Nos sanan.
Nos saben.
Algunos llegan con preguntas
Y otros con respuestas.
Algunos abren posibilidades
Y otros cierran puertas.
Coincidir es un privilegio.
Conectar un verdadero milagro.
Usa estos encuentros como un puente.
Y como dijo Ceratti
"Ya estás aquí
Y el paso que dimos
Es causa y es efecto
Cruza el amor
Yo cruzaré los dedos
Y gracias por venir
Gracias por venir
Adorable puente
Se ha creado entre los dos"
Con A-mor
La Mari Mo