Miramar de Ansenuza, en la provincia de Córdoba estaba llamada a ser la joya del turismo del interior del país durante el siglo pasado con 110 hoteles e infraestructura capaz de recibir a más de 70.000 turistas por temporada. Contaban con una rambla de 3 kilómetros y un centro termal público.
Sin embargo, las catástrofes naturales abrieron una nueva historia para esta localidad y tres grandes desbordes de su laguna provocaron que mucha gente muriera de pena por lo vivido.
Para conocer los detalles de estos hechos, Gente Necesaria dialogó con Mariana Zapata, historiadora, guía del Museo Fotográfico Dante Marchetti y prestadora en turismo alternativo.
“Mar de Ansenuza murió tres veces por los desbordes de la laguna, que con sus propiedades tarapeuticas, le dio vida al pueblo. Fueron en 1959, 1977 y 2003 siendo desde 1977 a 1985 donde más creció, duplicando su superficie de 2.500 kilómetros cuadrados”, manifestó.
La catástrofe tapó el 60% del pueblo e inundó las treinta y siete manzanas más importantes. En ella quedan anegados los 102 hoteles de los 110 que tenía como así también más de 60 locales comerciales y 198 casas de familia.
Sostuvo que mucha gente se quitó la vida por la tristeza de lo perdido, “ya que había que ser más que valiente para convivir con la historia de vida de cada uno y lo perdido en las aguas de la Marchiquita”.
Hoy, las ruinas de las treinta y siete manzanas asoman desde la costa donde inician y finalizan las calles de la localidad, como así también la rambla que le dio vida al pueblo. Mariana Zapata mencionó los puntos de vista desde lo que se puede recorrer Miramar.
Por último, narró la historia del Hotel Viena, construido con capitales alemanes mal habidos, obra que finalizó en 1945. Con una infraestructura de cinco estrellas, paredes envueltas en mármol de carrara y valija de plata, recibía aristocracia alemana. A tres meses de finalizada su construcción, los dueños lo abandonaron con 10.000 botellas de vino sin abrir.
Conductor: Pablo Ferrari
Operador: Andrés Berretta
Producción Periodística: Carolina Chiarotto