En dos años pegó 2.700.000 botellas para construir su casa. Usó todo tipo de modelos hasta frascos de perfume que llegaban en camiones que el municipio bonaerense de Quilmes enviaba con alrededor de 10.000 unidades por viaje. “Del total, no se me rompieron más de seis mientras las pegaba”, dijo el autor de esta obra de arte, Rubén Adolfo Ingenieri.
Este soldador y escultor de vanguardia, apostó por el reciclado y realizó una construcción cómoda y luminosa, de tres plantas, con una búsqueda estética que llama la atención a quien la visita. En tanto, a nivel provincial fue declarada museo.
La misma está en Quilmes donde además “Tito” tiene su taller, lugar que le fue cedido en Comodato con el Ferrocarril por ser declarado ciudadano ilustre. Noruega, Australia, Bélgica y Canadá son algunos de los países que han visitado esta obra de arte.
Se refirió a cómo fue el proceso de construcción en el que trabajaba de lunes a lunes.
Con 70 años, hace 50 años realiza esculturas y da clases de soldadura, en un tiempo gratuitas, a niños que estaban en la calle en situación de riesgo. Les enseñaba técnicas de herrería artesanal y técnicas de herrería artística. “A la gente hay que darle algo pero lo más importante es inculcarle la cultura del trabajo”, manifestó.
Por otra parte, dijo que el destino real de la casa es que la gente la copie, haga su propia vivienda, cree un barrio artesanal y permita que su mente cambie, tenga apertura hacia otras posibilidades.
Por último se definió como un obrero del arte, que realiza un trabajo diferente.
Conductor: Pablo Ferrari
Operador: Andres Berretta
Producción Periodística: Carolina Chiarotto