Esteban Carranza es referente del área tecnológica, socio de Asentio, una de las pocas empresas que brindaron tecnología para los satélites que se pusieron en órbita en la República Argentina, además de otros tantos proyectos.

La empresa Asentio tiene la única estación terrena para satélites y la operación de satélites de toda Latinoamérica, que está en manos de empresas privadas.

Esteban Carranza dialogó con DE UNA y reconoció que “desde hace más de 10 años hemos logrado algunos hitos importantes, sobre todo en la participación en varias misiones de participación en Argentina”.

Consultado por la situación de ARSAT frente a la ley ómnibus, Carranza expresó que “ARSAT  no es solamente dos satélites en vuelo de comando de naciones, sino la posibilidad que tuvo el país de ocupar esas órbitas que son muy especiales, codiciadas y que son órbitas geoestacionarias, sino que además es una empresa que tiene otra infraestructura importante que es la red federal de fibra, que conecta gran parte del país con una fibra de operación nacional, además tiene el emprendimiento de la televisión digital abierta y un data center modelo a nivel mundial”.

El referente de ASENTIO manifestó que “básicamente compone una empresa de base tecnológica que presta servicios en el país, y en ese sentido yo creo que es muy importante que los estados no intervengan en actividades que pueden hacer los privados, pero también es importante que los estados reserven su participación en algunas actividades que tienen algún peso estratégico para el país. Nadie duda que la defensa nacional no es algo que se pueda privatizar, aunque quizás la pueda llevar adelante un privado, no es un elemento que se pueda privatizar”.

Agregó que concretamente en la tecnología, en todo aquello que tiene que ver con poder garantizar la comunicación más allá de la actividad de una empresa privada, “me parece que es un punto muy importante para mantenerlo en términos estratégicos. En ese sentido, evaluando el funcionamiento de ARSAT, uno podrá ser muy crítico respecto a los niveles de eficiencia que pueda tener una empresa estatal versus a la que pueda tener una empresa privada, pero esto es básicamente en el negocio de las tecnologías, la operación, o sea, utilizar, operar y poner en servicio una infraestructura tecnológica puede ser más o menos eficiente”.

Carranza reflexionó acerca de “si el país está en posición de desechar la propiedad de una infraestructura tecnológica importante y estratégica” y sostuvo que desde la valoración de resultados, “ARSAT ha demostrado con bastantes hechos de que ha sido una empresa que ha puesto adelante la tecnología argentina y en ese sentido yo no cambiaría mucho las cosas”.

Soberanía Tecnológica
Ante la consulta sobre la importancia de la soberanía en materia tecnológica, Carranza expresó que “yo creo que básicamente habría que mirar la importancia de estas infraestructuras bajo dos tesis, la de paz y la de conflicto.

En lo que es la tesis de paz en lo que un país puede tener, “me da la impresión de que contar con una infraestructura tecnológica que te permita la vinculación y la comunicación de distintos puntos del país, en uno tan extenso como el nuestro, independiente de las decisiones que pueda tomar un prestador privado, es clave. No se van a poder desarrollar ciertas actividades y economías regionales en determinados puntos del país, si vamos a siempre depender de la decisión de algún prestador de este tipo de servicios”.

En lo que respecta a la tesis de conflicto, “se podría hacer una larga lista de problemas que podríamos tener en el caso de que se planteara un conflicto internacional y dependiéramos de decisiones de compañías multinacionales, a la hora de mantener comunicación, flujo de contacto, tener información, acceder a internet, poder llevar datos de un lugar a otro, me parece clave que se piense desde ese punto de vista”.

Por lo que Carranza reflexionó de que “no es sólo la prestación de servicio y como den los balances, como cuán eficiente sea la utilización de esta infraestructura, sino la propiedad de esta infraestructura y la potestad de decidir para qué se usa y para qué no se usa, me parece que es clave en términos estratégicos para el país”.




DE UNA