El volante y los delanteros debieron abandonar el club xeneize en julio, porque no iban a ser considerados por el Virrey; la revancha llegó rápido: seis meses después ganaron la Sudamericana con el Granate.
Suele decirse que el fútbol siempre da revancha, algo que constantemente da pruebas de ser cierto. Lo que no es tan frecuente es que eso ocurriera tan pronto. Cuando en julio de este año, Leandro Somoza, Santiago Silva y Lautaro Acosta debieron armar las valijas y abandonar Boca , como consecuencia de que el técnico Carlos Bianchi no los iba a tener en cuenta para el Inicial 2013, ni el mayor de los optimismos podía hacerles visualizar todo lo bueno que vendría con sus incorporaciones a Lanús .
"No nos fue bien el primer semestre, aunque tratamos de hacer las cosas bien aunque a veces no salen, y Lanús nos premió con esto", dijo Acosta tras el partido.
Tanto el volante como los delanteros no sólo se adaptaron rápido al equipo conducido por Guillermo Barros Schelotto, sino que se ganaron la titularidad y se fueron convirtiendo, con el correr de los partidos, en la columna vertebral del Granate.
El premio es la Copa Sudamericana que esta noche levantaron, después de superar a Ponte Preta en las finales.
El caso de Somoza es sorprendente, porque su buena actuación en Lanús le abrió las puertas de la selección argentina. Acosta, que no pudo jugar la final de vuelta por un desgarro, regresó al club que lo vio nacer después del paso agridulce por Boca. Y lo de Silva también es para destacar. Porque cuando llegó al club, no fueron pocos los que lo miraron con cara de pocos amigos, producto de su pasado en Banfield y hoy levanta el primer trofeo internacional de su carrera a los 33 años. "No sabés las veces que lo puteé al Pelado", confesó un directivo del Granate en Brasil. Pero reconoce: "Pero con todos los goles que hizo nos cerró la boca a varios".
De marginados en Boca a campeones en Lanús: Somoza, Silva y Acosta lo lograron en apenas cinco meses.