Un 46,3% de los adolescentes de la ciudad de Córdoba y del Gran Córdoba, de entre 14 y 17 años, apuesta entre $ 1.000 y $ 5.000 por semana. El 31,6% juega entre tres y cinco horas por día.

Esos son algunos de los datos más relevantes del informe “Apuestas en línea: donde aún no llega la ley”, elaborado por el Instituto de Estadísticas del Defensor del Pueblo de Córdoba y el Programa Navegación Segura por Internet.

La investigación se efectuó entre el 26 de junio y el 8 de julio de 2024 en formato virtual y se tomó un total de 868 casos válidos de adolescentes que residen en la provincia y que asisten tanto a escuelas públicas como privadas. De ese total el 18,7% (162 casos) reconoce haber jugado o apostado en los últimos seis meses.

El relevamiento continuó con aquellos adolescentes que efectivamente reconocieron que apostaron en el último tiempo y se observó que la proporción de jóvenes aumenta con la edad pasando de un 12,5% con 14 años, a un 18% con 15 y a un 35% con 17 años.

Uno de los objetivos del estudio fue obtener datos locales sobre las apuestas online en adolescentes, conocer las fuentes de obtención de dinero a la hora de apostar e indagar en sus conductas, prácticas y valoraciones subjetivas sobre sus experiencias de juego. Esto, para saber si presentan un uso meramente social de las apuestas o si se trata de una práctica problemática que los ha empujado a contraer deudas y/o tener conductas compulsivas.

“Queríamos conseguir datos que nos permitieran determinar cuál era la extensión del problema en Córdoba y ver cómo ese número podía ser un aporte para las organizaciones que trabajan en la prevención de la problemática. El relevamiento también surgió del requerimiento de muchos docentes que nos han consultado”, explicó a La Voz Lucía Da Silva Santos, coordinadora del programa Navegación Segura por Internet y responsable del estudio.

Percepciones y conductas

Los adolescentes fueron consultados sobre el juego responsable y qué entienden al respecto. En una pregunta de opción múltiple, un 74% respondió que esto implica apostar en sitios web legales, un 66% que es divertirse sin importar el resultado y un 65,4% que supone jugar durante un tiempo limitado del día.

También ahondaron sobre cómo perciben su propia experiencia de juego y una mayoría de 78% indicó que juega por diversión, mientras que un 52% aseguró que el juego no afecta a su vida. Un 15% confesó estar “enviciado” y el 11% admitió que apostar se está convirtiendo en un problema.

Respecto de la cantidad de dinero que el juego insume en sus vidas, se destaca que el 46,3% invierte entre $ 1.000 y $ 5.000 por semana, un 10,4% entre $ 5.000 y $ 10.000 y un 9,3% más de $ 10.000. Sobre el tiempo el 31,6% admite jugar más de tres horas diarias y el 15,7% más de cinco.

Ante la pregunta sobre cuáles son los juegos en los que más han apostado, el 60% elige los juegos de azar. Ese porcentaje debe dividirse entre el 39% que prefiere juegos de casino clásicos y el 21% que opta por los denominados minijuegos. Muy atrás con un 27% queda el futbol y con porcentajes menores al 6% están quienes eligen truco, póker, bingo, básquet, automovilismo, etc.

De dónde obtienen el dinero

Indagados sobre los métodos utilizados para apostar los adolescentes usan en primer término billeteras vituales propias (84,6%), luego sitios oficiales de apuestas (56,8%) y cajeros humanos o cuentas verificadas de adultos de confianza (40,7%). Un 24,7% admitió usar sitios no oficiales.

Los encuestados obtienen el dinero para apostar de diversas fuentes y si bien la mayoría (64,2%) usan el dinero que reciben de su familia como mensualidad o mesada, preocupa el 38,3% que utilizan lo que reciben para merienda, almuerzo, transporte o fotocopias. Más grave es el caso de quienes venden objetos personales (18,5%), sustraen dinero de ahorros o cuentas familiares (8,6%), se endeudan o piden prestamos (7,4%).

Sobre este último punto se profundizó sobre los tipos de préstamos que solicitan los jóvenes para usar en juegos y se obtuvo que la forma de endeudamiento más usada por los adolescentes con un 22,8% es a través de un amigo o un familiar, le sigue el uso de mercado crédito con 7,4% y las tarjetas de crédito con un 5,6%.

Como reflexión final sobre el problema, Da Silva Santos sostuvo que el gran desafío radica en eliminar los sitios de juego clandestinos. “Esto puede ser incorporando prohibiciones a las billeteras virtuales para estas transacciones, haciéndolos parte de estas operaciones de juego clandestino a través de una tipificación penal y sobre todo con el Enacom incrementando las regulaciones para robustecer las fronteras digitales. Quizás es utópico pero allí está la verdadera lucha”.



La Voz