De no existir las herramientas, hoy no podríamos disfrutar de los adelantos tecnológicos que nos facilitan la vida cotidiana.
Hasta la aparición de las máquinas, las herramientas manuales fueron mucho más que la prolongación de las manos del hombre. Los primeros humanos usaron huesos, piedras, y ramas en la creación de lanzas, arcos, flechas, y arpones para sobrevivir. Pronto el bronce tomó protagonismo y las herramientas se volvieron más duraderas. Más tarde la aparición del hierro lo reemplazó, otorgando, aún, más durabilidad y eficiencia. Dada la importancia de estos metales, dos edades llevan sus nombres (edad de piedra y edad de bronce).

La herramienta más antigua de la que se tiene conocimiento es el cuchillo, usado desde siempre para alimentación y defensa. Los primeros fueron de piedra (se buscaban las más filosas), luego de bronce, más tarde de hierro y actualmente son de acero. Según Forbes, es la herramienta más importante de la historia de la humanidad.

El serrucho es una de las herramientas más antiguas que se conoce. La leyenda cuenta que fue creado por un niño que se inspiró en el esqueleto de un pez. Leyenda o no, hoy es uno de los elementos más usados en carpintería para bricolaje.

Otro dispositivo que viene de largo tiempo atrás es el torno; se calcula que ya existía hace 2300 años. Esta máquina, actualmente, permite realizar trabajos manuales sencillos permitiendo el aumento de la producción y la baja de los costos.

Otra herramienta que usamos actualmente y data de mucho tiempo atrás, es el destornillador. Los primeros modelos tenían una punta plana, ya que los tornillos de ranura recta eran los más comunes porque se usaban para asegurar partes de armaduras y fijar la llave de mecha del arcabuz, una antigua arma de fuego. En 1933, fue inventado el destornillador Philips, conocido comúnmente como destornillador estrella. Este diseño pronto se popularizó en la industria automotriz. Hoy existen muchos tipos de destornilladores, incluyendo los eléctricos, que están equipados con un motor para facilitar el trabajo y reducir el esfuerzo físico humano.

En el imperio persa se conocieron las primeras máquinas simples, como fueron los telares, y, ya en el renacimiento y en la edad moderna numerosos inventos revolucionaron el mundo y cambiaron la manera de vivir.

La edad moderna, en el siglo 18, trajo consigo la revolución industrial que hizo que las máquinas proliferaran de manera asombrosa, y las herramientas comenzaran a crearse en masa dando mayor trabajo a los artesanos y los herreros. Desde entonces, no han dejado de desarrollarse y multiplicarse hasta convertirse en los elementos tecnológicos avanzados en constante crecimiento que hoy son.

La edad contemporánea dio un giro inesperado con los adelantos tecnológicos y el inicio de la computación e Internet.  Hoy nuestros días están marcados por los cambios evolutivos constantes y permanentes, pero con la conciencia de saber, que, sin la evolución de las herramientas no se hubiese podido fabricar nada. 

Las primeras herramientas manuales; fueron las inspiradoras de los primeros modelos de las que actualmente usamos. A medida que fue pasando el tiempo, sus diseños mejoraron hasta llegar a la época actual donde podemos disfrutar de miles de comodidades, fruto de los progresos de las rudimentarias herramientas con que los antiguos griegos, romanos y egipcios construyeron ciudades y caminos fascinantes.

 Actualmente, el uso de las herramientas pasa por la tecnificación de la fuerza motriz, cada vez menos dependiente de la fuerza humana, pero, en los principios de los tiempos, cuando la electricidad era impensable, la fuerza y la inteligencia humana se encargaban de crear y de construir.

Hoy las herramientas se dividen en dos grandes grupos que son manuales y mecánicas. Estas, a su vez, se dividen según su uso y se clasifican como herramientas de medición, trazado, sujeción, corte, golpe, desbaste y maquinado. De acuerdo con la fuente que las abastece, también suelen clasificarse.
Manuales: utilizan la fuerza muscular; como los destornilladores y los martillos.
Eléctricas: funcionan con electricidad; un ejemplo común son los taladros y las sierras eléctricas.
Neumáticas: se abastecen de aire comprimido; podemos mencionar llaves de impacto y pistolas de clavos.
Hidraúlicas:  son esenciales en muchos talleres e industrias debido a su capacidad para generar y aplicar grandes fuerzas con precisión. Gatos hidráulicos, elevadores y prensas hidráulicos son algunos ejemplos.
De combustión: funcionan mediante la combustión de gasolina o diésel y son muy útiles para trabajos al aire libre y en lugares donde no hay acceso a electricidad. Motosierras y sopladores de hojas son las más conocidas.

Durante su evolución, las herramientas fueron clasificadas en familias. La primera familia pertenece a las que se dedicaron al corte, la percusión y la palanca; a ella pertenecen el mazo y el cincel. La segunda familia abarcó herramientas de corte como el punzón y las agujas; a la tercera familia se le han adjudicado las herramientas de palanca que dieron, luego, nacimiento a los rastrillos, las azadas, las tenazas y las pinzas y la cuarta familia dio origen a las herramientas de rotación inspiradoras de las ruedas y las poleas.

Actualmente, las herramientas que no pueden faltar en una casa son el martillo y un destornillador común y destornilladores Philips de varios tamaños, ya que permiten realizar tareas sencillas o reparaciones en el hogar.  De cualquier manera, herramientas de la talla del taladro, el torno, el nivel y el serrucho son importantes para hacer bricolaje o para salir del paso en algunas ocasiones donde no llega el profesional adecuado.
Conclusiones
A medida que evolucionó la humanidad, también lo hicieron las herramientas. No es errado afirmar que son la prolongación de las manos y de los proyectos más ambiciosos del hombre y que también son el primer desarrollo tecnológico del que se tiene conocimiento. Fueron, además, el puente que le permitió al hombre adentrarse en el mundo moderno y seguir creando hasta llegar hasta este mundo tecnologizado en que hoy vivimos.