El 20 de septiembre de 2014 todos los portales de internet daban cuenta de un cruento femicidio ocurrido en Córdoba Capital.

 La dramática historia había empezado a escribirse tres días antes, el 17 de septiembre, cuando Paola Acosta salió de su casa junto a su hija Martina para ir al encuentro de su expareja, Gonzalo Lizarralde, quien recientemente y con un estudio de ADN mediante había reconocido su paternidad e iba a entregarle la primera cuota alimentaria: 1400 pesos. “Bajo”, decía el último mensaje de texto que escribió la víctima. Nunca volvió, y esa misma noche la familia de Paola denunció su desaparición.

10 años después y con Gonzalo Lizarralde condenado a perpetua desde octubre de 2015, los abogados de Gonzalo Lizarralde anticiparon que presentarán un recurso de revisión para volver a analizar el caso. Surge a partir de pruebas brindadas por el perito Enrique Prueger.


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