Segunda jornada de audiencia por el asesinato de Claudio Torres. Están en el banquillo Cristian Ortiz, Jonathan Palacios, Mariano Rivarola y Néstor Robledo.
La hija del narco acribillado declaró que Rivarola pidió horas antes a la niñera que se vaya de la casa con el hijo de la víctima.
Mariano Rivarola pidió la palabra y lo negó, previo a una activa participación de los abogados defensores de los cuatro acusados con el fin de desestabilizar a la testigo en sus dichos.
Acto seguido se solicitó el retiro de la `prensa de la sala y cortar la conectividad con un espacio dispuesto especialmente para los periodistas.
Claudia Torres también deslizó sus sospechas sobre Gabriel Bossi, el hombre que llegó acompañando a su padre acribillado el 16 de enero de 2019 en calle Laprida 1264.
Las suspicacias de la hija de Torres se fundan en que además de los disparos mortales al progenitor y las heridas sufridas por el hermanastro Gustavo Salinas, Bossi no resultó herido y llegó al hospital con un bolso manchado con sangre. Ella lo vio allí precisamente porque su padre estaba herido, donde los médicos le informaron que el cuadro era irreversible.
Abonó posteriormente que con sus hermanos no pudieron retirar de sede policial pertenencias de Claudio Torres. En la jefatura de la Departamental les dijeron que debían hacerlo con un abogado, pero, según la testigo, Bossi habría impedido que ello ocurra.
Previamente se le hicieron escuchar declaraciones al noticiero de Somos Río Cuarto en la que afirmaba que a su padre lo habían entregado, que había policías involucrados. Sostenía tales dichos al haber tomado conocimiento del compromiso que tenía con el narcotráfico. Creía que por ese motivo, integrantes de la fuerza de seguridad podían estar detrás del crimen.
Admitió tener miedo y que no cuenta abogado que los asista. Las declaraciones al canal de televisión fueron aproximadamente un año después de la muerte de su padre. Hasta ese momento no había recibido el dato de parte de Antonella Pedernera, la niñera tiempo completo del hijo menor de Torres, sobre el llamado de Rivarola el día del homicidio.
Le solicitó que se fuera con el niño al Mc Donald, con lo que dejó sobrevolando la sospecha de que estaban planificando el ataque a balazos. La joven relató que conoce poco de la vida del padre porque hacía cinco años que no tenía relación.
En su testimonio Claudia aportó que cuando era niña su padre poseía una casa en la calle Luis Pasteur y tenía “chicas trabajando”. También señaló que nunca vio droga. Ella se enteró por los medios de comunicación sobre la causa en la justicia Federal sobre negocios de narcotráfico por la que era investigado Torres.
De acuerdo con los dichos de Claudia, la víctima no vivía en el domicilio donde lo mataron, que era la casa de sus padres que él refaccionó. Su morada estaba en calle Ayacucho, donde vivía con su última pareja, Yamila Ledesma.
También se quejó que en la declaración de este miércoles desde el banquillo de los acusados recibía gestos: ”me hacen caras”, dijo.
Previamente declaró Gustavo Salinas, quien vive al lado de la casa donde ocurrió el homicidio de su medio hermano.
Testimonió que se acercó a saludarlo y de pronto comenzó la balacera, creyendo inicialmente que eran “cuetes”. No tenía demasiada información sobre Claudio, creía que no vivía ahí, que la casa habitualmente estaba sin moradores. Según el medio hermano, cuando comenzó la balacera, el destinatario estaba ubicado sobre la subida de la cochera y él en la vereda.
Aclarando siempre haber tenido poco conocimiento sobre la vida de Claudio, relató que tenía una agencia de autos, había sido camionero, no conocía actividades ilícitas, pero que sólo por dichos, sabía que era narco. Describió que Torres era amable y que al momento del hecho había tres personas en el lugar: Torres, el acompañante Bossi, y él.
En otro tramo comentó que Claudio había tenido diferencias con “·Coco” Mercado por una mujer, que había recibido amenazas, pero sin saber demasiado, el problema ya estaba saldado. La señora de Mercado es hermana de la madre de Claudia, una de las hijas de Torres. En línea con lo que señaló posteriormente la hija en su testimonio, Salinas admitió que el hombre asesinado “tenía mujeres trabajando por ahí”.
Salinas comentó que después de las heridas estuvo unas horas en el hospital y luego fue derivado al Policlínico San Lucas, donde estuvo unos 15 días hasta la llegada de una prótesis.