Cuáles fueron los hechos que la Justicia niega que hayan existido, según la versión del "arrepentido"
Con el fallo leído esta tarde por el Tribunal Oral en lo Federal 3 de la ciudad de Buenos Aires, la historia de las coimas en el Senado parece llegar a su fin, sin culpables y sin siquiera saber si algo de todo lo que pasó fue cierto. Para los jueces, no existió el hecho denunciado por Mario Pontaquarto, a quien trataron de "embaucador". Según el Tribunal no existió una reunión en la Casa de Gobierno donde De la Rúa ordenó el pago de las coimas, ni un encuentro entre Fernando de Santibañes y Pontaquarto en la SIDE, ni el retiro de cinco millones de pesos papara pagar los sobornos, todos hechos denunciados por Pontaquarto, quien en 2001 era Secretario Administrativo en la Cámara de Senadores de la Nación.
"Una mañana me llamó (el senador)Alberto Tell a su despacho para comentarme que tenía todo preparado y para pedirme que hablara con (José) Genoud ya que faltaban 'algunos detalles'", relata en su libro Pontaquarto los sucesos que ocurrieron una semana antes de la sanción de la Ley de Reforma Laboral. La semana entrante la ley iba a ser sancionada. "Genoud me comentó entonces que iba a realizarse una reunión con el presidente por este tema y que yo tenía que acompañarlo".
"Ya estaban presentes Alberto Tell y (el entonces senador) Augusto Alasino, ubicados cerca del escritorio al lado de un gran ventanal", cuenta el arrepentido, para luego detallar que escuchó a Genoud decirle al presidente De La Rúa que "el justicialismo necesita de otras cosas para sancionar la ley", a lo que De La Rúa le habría contestado "eso arréglenlo con (Fernando) De Santibañes".
Según Pontaquarto, Genoud le transmitió que él debía ser el encargado de arreglar el retiro del dinero con el jefe de la SIDE y de entregárselo a quienes correspondía. "Me dijo que para el gobierno era una cuestión de vida o muerte que la ley fuera sancionada, que él no estaba muy convencido de lo que íbamos a hacer pero que no había otro camino". Pontaquarto afirma que se vio "en una encrucijada" y que optó "por el camino más fácil" y aceptó, "convencido de que esto también formaba parte de la lealtad que debía a José y, por supuesto, con la certeza de que mi gobierno me necesitaba para cumplir esta importante misión".
"La visita al domicilio del jefe de la SIDE la realizó él (Genoud) mientras yo lo esperaba", afirma el exsecretario parlamentario, para luego referir que Genoud salió del edificio acompañado por el entonces ministro de Trabajo, Alberto Flamarique. "De acuerdo con las instrucciones debía ir directamente al despacho de Alasino, quien iba a estar esperándome, para comunicarle que la suma que el gobierno estaba dispuesto a pagar por la Ley de Reforma Laboral era de tres millones de pesos". En la versión del arrepentido, Alasino "se puso como loco y me dijo textualmente que o estábamos en pedo o lo tomábamos por boludo, y que cuando fuéramos con una propuesta debía ser algo en serio y no una boludez".
Al día siguiente, Genoud le habría dado nuevas instrucciones a Pontaquarto, al pedirle "que intentara hablar nuevamente con Alasino para conocer cuáles eran sus verdaderas pretensiones". Pontaquarto afirma que se entrevistó de nuevo con Alasino quien le dijo "muy suelto de cuerpo, que la suma de dinero que el gobierno debía pagar era de cinco millones de pesos". El arrepentido cuenta que Genoud le pidió "que volviera a llamar a Alasino y le dijera que la suma final que el gobierno estaba dispuesto a pagar era de 4.300.000 pesos".
Pontaquarto relata que, mientras almorzaba en el comedor del Senado, ingresaron los justicialistas, encabezados por Alasino y acompañados por Branda, Tell, Verna, San Millán, Sager y Constanzo, entre otros. Desde lejos, Alasino le habría levantando el pulgar en señal de que todo estaba bien, dando a entender que la operación quedaba cerrada. "El martes 18, en horas de la mañana, Genoud me llamó para confirmarme que la reunión con De Santibañes era al mediodía en la SIDE", continúa su historia Pontaquarto, quien afirma que recién allí se enteró de que la suma que retiraría era de cinco millones de pesos y que Genoud le dijo que, de los cinco millones, debía retirar 700 mil antes de pagarle al justicialismo. De los 700 mil restantes, él iba a tener una participación por hacer "el trabajo", aunque afirma que nunca vio un centavo. El resto, era para Flamarique.
El exsecretario del Senado afirma que ingresó a la Secretaría de Inteligencia por la puerta principal sobre 25 de Mayo y que el ingreso quedó registrado. Su encuentro con De Santibañes fue en su despacho. El entonces jefe de la SIDE le pidió que quitara la batería del celular y mantuvieron un breve diálogo. "Me retiré de la SIDE y volví al Senado, donde permanecí durante toda la tarde en mi despacho", relata Pontaquarto y afirma que en esas horas recibió el llamado de "Gladys", a quien señala como la secretaria privada de De Santibañes, quien le pidió que fuera de vuelta a la SIDE, pero que ingresara por el garaje de avenida Alem.
"Subimos una pequeña escalera para ingresar en un ascensor que nos llevó a un piso que no recuerdo", cuenta el exfuncionario legislativo, y abunda en detalles:
"Después de recorrer unos metros por un pasillo nos detuvimos frente a una puerta, en la cual Gladys me pidió que la aguardara. Mientras lo hacía alcancé a divisar a continuación de esa puerta una especie de pared parecida a la de las grandes cajas fuertes de los bancos. A los pocos minutos salió Gladys portando primero un maletín tipo attaché, una maletamediana con uno de los cerrojos falseado, del mismo color negro, y una caja de cartón cerrada con cinta plástica de embalar. Señalando los tres objetos Gladys me dijo que en ellos se encontraba el dinero acordado. Guardamos los tres objetos en el baúl y, antes de retirarme, Gladys me dijo que para mi mayor tranquilidad un señor me acompañaría hasta donde yo guardaba mi auto. Fue así que haciendo la “culata”, como se dice en la jerga policial cuando un vehículo sigue a otro de atrás, me acompañó al volante de un Renault Laguna blanco hasta la playa de estacionamiento privada de los senadores, en la calle Yrigoyen al 1800, frente al Senado. Allí dejé mi auto con los cinco millones de pesos en el baúl. Ya había mucho movimiento de gente en la zona, y la gran cantidad de personal policial y el vallado que comenzaba a ser emplazado hacían prever la intención de los manifestantes de instalarse frente al Congreso".
Para los jueces del Tribunal, Mario "Tato" Pontaquarto "se contradijo, desdijo y corrigió sistemáticamente, con el objeto de adecuar su historia a los datos objetivos que surgían a medida que se producía la prueba, y no a imprecisiones ocasionadas por el paso del tiempo". Hoy, la historia cambió y, con todos absueltos, el único que no festeja es Pontaquarto, quien pasó de "arrepentido" a "embaucador" y ahora será investigado por ello.