La noche en el sur del Gran Buenos Aires se presentó con una oportunidad maravillosa para ambos equipos. La derrota de Independiente ante All Boys permitía seguir soñando a los sanjuaninos y a los quilmeños con la permanencia.

La presión que sentían los protagonistas generaba muchas imprecisiones. El temor a perder llevaba a que el juego no se arme con la pelota al piso y los disparos lejanos eran las herramientas más empleadas. 

El partido fue una final por la lucha del descenso, y como toda final el cotejo fue cerrado, chato y sin ocasiones de gol. Claramente para los espectadores fue un espectáculo muy pobre en el que el fútbol dijo ausente.

El ingreso de Miguel Caneo le cambió la cara a un Quilmes que extrañaba las participaciones de Jacobo Mansilla y Christian Menéndez. Recién a los 20 minutos del segundo tiempo logró inquietar a la defensa sanjuanina. Con un desborde del ex Boca, Martín Cauteruccio impactó al balón con una tijera perfecta que Luis Ardentelogró desafilar a tiempo para evitar el gol.

En respuesta al ataque del conjunto de Omar De Felippe, San Martín pudo abrir el marcador con un gran cabezazo de Lucas Landa. La falta de fortuna en el conjunto cuyano le permitió a Quilmes mantener el cero.

En el cierre del encuentro pudo llegar el tan ansiado gol en los pies de Sebastián Penco, pero el delantero no supo definir ante Emanuel Tripodi, quien estirándose de una manera soberbia logró desviar la pelota al córner.

El empate final no modificó la tabla del promedio y Quilmes sigue afuera de la zona del descenso, mientras que San Martín desperdició la oportunidad de descontarle puntos a Independiente y seguir soñando con un fututo en primera división. El cero le quedó muy bien al opaco partido que protagonizaron dos elencos con muy pocas ambiciones.