Los resultados de los estudios genéticos complicaron la situación de dos de los tres sospechosos detenidos por su presunta responsabilidad en la violación y asesinato de la niña, de 9 años, Claudia Judith Palma, cuyo cuerpo fue hallado abandonado el 19 de mayo pasado en un baldío de la ciudad de Joaquín V. González, situada a 250 kilómetros al sur de la capital salteña.
 
Según fuentes policiales y judiciales, ayer los peritos del Cuerpo de Investigadores Fiscales de Salta (CIF) hallaron perfiles genéticos que corresponderían a dos de los tres acusados en las muestras levantadas por los hisopados del cuerpo de la víctima y una de las prendas íntimas de la niña.
 
Ayer, los técnicos habrían entregado un adelanto del informe al juez de Instrucción de Metán, Mario Dilascio, a cargo de la causa por el homicidio de la niña. En el informe se detalla que hallaron perfiles genéticos de José Insaurralde, de 47 años, y de su suegro, Rubén Soria, de 83, en el cadáver de la pequeña y en una de las prendas que tenía encima.
 
Claudia había desaparecido 18 de mayo pasado, cuando salió de su casa, situada en el asentamiento Juan Pablo II, para vender bollos de pan que hacía su madre y que transportaba en su bicicleta.
 
En el informe preliminar que le habrían entregado al juez, los peritos del CIF también habrían determinado que la sangre hallada en la casa de frente rosa, situada en Hipólito Yrigoyen a media cuadra del cruce en Salta, donde viven los tres detenidos le pertenece a la niña. El cadáver de la víctima había sido hallado un día después de su desaparición, en un descampado que esta separado de ese inmueble por un alambre.
 
Ayer, por la tarde, el juez Dilascio se reunió con el director del CIF, Pablo Paz, quien le habría entregado los resultados de los estudios de ADN y comparación de sangre realizados por ese laboratorio de alta complejidad forense.
 
Además, el magistrado estuvo con miembros del Servicio de Biología Molecular, que realizó los cotejos genéticos considerados clave para la resolución del caso.
 
Hasta anoche, los investigadores no habían encontrado coincidencias entre el ADN del otro detenido, identificado como Ramón Leiva, de 68 años, y alguna de las 52 muestras con material biológico que los peritos levantaron en la casa en la que habría estado cautiva la víctima, del cuerpo de la niña y del baldío donde fue hallado el cadáver. Leiva fue apresado porque vive en la misma casa donde se habría cometido el homicidio.
 
Tanto Insaurralde como Soria y Leiva fueron acusados de ser presuntos responsables de abuso sexual con acceso carnal y homicidio calificado. Pero cuando fueron llevados ante el juez para ser indagados, negaron su participación en el homicidio. Luego de esa instancia judicial, el magistrado solicitó que los acusados sean sometidos a peritajes psicológicos y psiquiátricos.
 
La autopsia determinó que la niña fue violada y asesinada de tres puñaladas en el cuello. A partir de los resultados de los estudios de ADN, se habría abonado la hipótesis que apuntaría a que, por lo menos, dos de los sospechosos habrían tomado cautiva a la niña, la habrían llevado a la casa de frente rosa, cuando la mujer de Insaurralde no estaba, y allí la habrían violado. Luego, ante la imposibilidad de deshacerse del cuerpo porque la policía buscaba a la niña, la abandonaron en el baldío que está separado del fondo de la casa por un precario alambrado.
 
Fuente: La Nación