Según un informe, la mercadería disponible para la industria alcanzaría sólo hasta octubre; la cosecha empezará un mes después.
Definida alguna vez como "granero del mundo", la Argentina podría quedarse sin trigo suficiente para la molienda interna antes de fines de año, cuando debe ingresar la nueva cosecha, según surge de la cantidad de cereal disponible para su compra por parte de la industria molinera.
De acuerdo con un relevamiento realizado con datos oficiales y privados por Néstor Roulet, ex vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), los productores tienen sin comercializar 1,49 millones de toneladas de trigo de la última cosecha. En tanto, para la industria habría un stock de 930.000 toneladas.
Si se suman ambos números, se llega a la cifra de 2,42 millones de toneladas. Como la molienda mensual ronda las 520.000 toneladas, según el promedio de 2012 que calculó el Ministerio de Agricultura, el trigo disponible que puede comprar la industria sólo alcanzaría para la molienda de poco más de cuatro meses. Es decir, hasta octubre próximo. Y habría así un bache para el abastecimiento porque la cosecha ingresará a partir de mediados de noviembre. "Según el stock de trigo sin vender, antes de fines de octubre nos quedaríamos sin trigo", advirtió Roulet.
En la última campaña, el país produjo 9 millones de toneladas, una merma del 37,9% respecto del ciclo precedente. De esa cifra, los exportadores se posicionaron en 5,14 millones de toneladas, entre mercadería comprada y con valores a fijar. Sin embargo, ante lo magro de la cosecha, y considerando que internamente deben quedar 6 millones de toneladas, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, les bajó a 3 millones de toneladas el saldo de ventas al exterior a los exportadores. De hecho, los exportadores tienen embarcados unos 2,84 millones de toneladas, cerca del límite.
Según Roulet, los exportadores tienen aún no obstante en sus manos 2,30 millones de toneladas. Si se agrega ese número a los 2,42 millones de toneladas ya disponibles para la industria, el total disponible subiría a 4,72 millones de toneladas.
Roulet sostiene que si la mercadería en manos de los exportadores no va al consumo local, el país sentirá la falta de trigo. "Si el Gobierno no se mete y obliga a los exportadores a entregar esa mercadería, a la Argentina podría no alcanzarle el trigo antes de fines de año", reflexionó el ex vicepresidente de CRA.
Recientemente, Moreno dio algunos pasos en esa dirección y logró que los exportadores se comprometieran a volcar 500.000 toneladas al mercado interno.
¿Importar?
Sin embargo, por sorpresa, los exportadores enviaron el mensaje de que no cuentan con más mercadería. Es decir, no tendrían disponibles los 2,3 millones de toneladas de stock.
Un influyente exportador lo explicó así: "Entre diciembre y mayo ya vendimos al mercado interno 1,6 millones de toneladas. Y, como Moreno nos autorizó a exportar 3 millones, anulamos operaciones y no nos quedan más de 500.000 toneladas". Para Roulet, "si es cierto lo que dicen los exportadores podría no alcanzar el trigo".
Según la proyección del ex vicepresidente de CRA, la industria tiene stock de trigo -con las 930.000 toneladas- para menos de 2 meses de molienda. En 2005, antes de la intervención del Gobierno en el mercado, que limitó la competencia entre molinos y exportadores, los molinos trabajaban con un stock de 5 meses de molienda.
Javier Buján, de la firma Kimei Cereales, también tiene un pronóstico sombrío. "Trigo hay, pero no se sabe cuánto y los números no cierran", indicó. Para Buján, la situación de escasez llevaría a pensar en otro factor: que la cosecha, en lugar de 9 millones de toneladas como se dijo, en realidad habría sido menor. "La única explicación es que la cosecha haya sido más chica de lo que se informó", precisó.
Mientras tanto, el mercado de trigo vuela. Ayer, el trigo de mercadería disponible cerró en US$ 383 la tonelada. Vale casi 45 dólares más que la soja disponible.
¿Habrá que importar trigo? En la industria molinera lo niegan y dicen que habrá trigo. Además, le restan dramatismo, afirmando que la "poca oferta momentánea se empezó a aceitar porque la exportación empezó a volcar trigo al consumo interno".